El vestuario extravagante y festivo como seña de identidad de una película
Desde el pasado 18 de febrero y hasta el 5 de junio, en CaixaForum de Madrid se puede ver la exposición «Cine y moda, por Jean Paul Gaultier». Con motivo de este evento de actualidad, me parece oportuno hablar sobre El quinto elemento, la película de Luc Besson de 1997. Una cinta de ciencia ficción futurista divertida, fresca, gamberra, extravagante, y no solo porque su guion esté plagado de situaciones y diálogos en esta línea, sino que además la estética del filme colabora totalmente en transmitir al espectador esas sensaciones. Una estética que procede de una armónica fusión enormemente creativa entre diseño de producción y vestuario, un vestuario diseñado precisamente por Jean Paul Gaultier.
Fue la primera superproducción de Luc Besson tras encadenar varios éxitos de producción más modesta como Nikita, dura de matar y Leon, el profesional. Esta última fue un enorme éxito de crítica y público que supuso la revelación de Natalie Portman y el salto definitivo al estrellato de Jean Reno, que ya había trabajado con Besson en El gran azul y en Nikita.
Luc Besson se hizo muy conocido y consiguió muchos fans en los años 90 por hacer cine de acción comercial en plan Hollywood pero en Francia con presupuestos mucho más bajos que los de la meca del cine, en una época en la que la tendencia del cine europeo era más de películas de ritmo pausado, historias intimistas, y cuando se hacía algo más comercial, se recurría a la comedia. Y en ese entorno, Besson logró hacer cine de acción a la europea, tener éxito con ello y dar el salto a las grandes superproducciones hollywoodenses.
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