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lunes, 25 de junio de 2018

Mansión jurásica

En el primer semestre del año hemos podido disfrutar de Steven Spielberg por triplicado. Empezamos con el Spielberg «director serio y comprometido» en Los archivos del Pentágono. Luego llegó su faceta más mágica y espectacular con Ready Player One y ahora le tenemos en cartelera como productor con una nueva entrega de su mítica saga de dinosaurios: Jurassic World 2: el reino caído.

La anterior entrega, Jurassic World, era la continuación lógica de la primera trilogía: tras los errores cometidos, finalmente, veinte años después, el parque era una realidad. Aparte de eso, la gran baza del filme fue la nostalgia. Una vez quemado este cartucho, no parecía que se pudiera estirar más el tema, ya que los nuevos personajes, la ejecutiva encarnada por Bryce Dallas Howard, y el adiestrador de velocirraptores, interpretado por Chris Pratt, no tenían demasiado calado para continuar sin las reminiscencias del pasado.

Sin embargo, los guionistas Colin Trevorrow y Derek Connolly, han conseguido algo nuevo para la saga: un nuevo escenario. Ambos se habían encargado ya del guión en la anterior entrega junto a Rick Jaffa y Amanda Silver. Además, Trevorrow se había hecho cargo de la dirección, que en esta secuela ha cedido a un director español: Juan Antonio Bayona, responsable de El orfanato, Lo imposible y Un monstruo viene a verme.

La acción de la película se enmarca, principalmente en dos escenarios. Arranca con una operación de rescate de dinosaurios en Isla Nublar, donde se había construido el parque. Un volcán ha entrado en erupción y amenaza con extinguir a todos los dinosaurios que ahora campan a sus anchas por la isla. Para evitar su extinción, se envía una expedición a sacar del lugar a distintas especies de dinosaurios. Carreras, gritos y estampidas de animales prehistóricos por la jungla y los edificios tecnológicos del parque, nada que no hubiéramos visto antes, solo que esta vez la erupción del volcán hace que toda la acción sea una trepidante carrera contrarreloj.

Una vez fuera de la isla, la acción se traslada a una gran mansión, la de un antiguo socio de John Hammond, el artífice de todo el proyecto. Este nuevo escenario es lo que diferencia a esta entrega del resto de la saga, no solo porque el espacio físico sea nuevo, sino también porque es donde Bayona consigue dejar mejor alguna huella de su estilo como autor. Acción y suspense en un ambiente menos tecnológico y más clásico. Es como un cuento de Charles Dickens plagado de dinosaurios.

Este ambiente con varios planos icónicos de dinosaurios bramando con diferentes fondos nocturnos, se ve reforzado por la fotografía de John Schwatzman y la música de Michael Giacchino, que no olvida hacer sonar de vez en cuando los acordes del tema central de Jurassic Park compuesto por John Williams hace 25 años.

La guinda del pastel la pone Jeff Goldblum, retomando su personaje del excéntrico matemático Ian Malcolm, sosteniendo sus tesis sobre el debate ético acerca de la salvación de la extinción de unas especies ya extintas por la naturaleza, así como del poder que supone hoy en día la manipulación genética y las responsabilidades que su uso implica.

jueves, 21 de junio de 2018

Productores de verano

Llega el verano, una buena excusa para hablar de gente que nos ha hecho pasar veranos inolvidables en las salas de cine. Los productores Don Simpson y Jerry Bruckheimer han sido reyes indiscutibles de la taquilla en numerosas ocasiones. Una exitosa colaboración artística truncada por la muerte de Simpson en 1996. Desde entonces, Bruckheimer ha continuado su camino en solitario, en la misma línea que llevaba junto a su colega y sigue hoy en día produciendo auténticos pelotazos de taquilla.

Simpson, de Seattle, y Bruckheimer, de Detroit, unieron sus fuerzas para producir Flashdance en 1983, y a partir de ahí formaron uno de los tándem de producción más sólidos que se han conocido. A este gran éxito le siguió Superdetective en Hollywood (1984) y Top Gun (1985). Esta última, además de consolidar a Tom Cruise como gran estrella, fue la primera colaboración del dúo de productores con el director Tony Scott, a la que seguirían Superdetective en Hollywood II, Días de trueno (1990), o Marea roja (1995).

Pero en los 90, además de seguir contando con Scott, también apadrinaron el debut en el largometraje de un director que provenía del mundo del videoclip: Michael Bay. Tras numerosos cortometrajes y vídeos musicales, Bay llegaba a la gran pantalla con Dos policías rebeldes, bajo la producción de Simpson y Bruckheimer, a la que siguió La Roca, la última producción de Simpson, a cuya memoria está dedicada la película.

Desde entonces, Bruckheimer siguió contando tanto con Scott, en Enemigo público (1998) o Déjà vu (2006), como con Michael Bay en Armaggeddon (1998), Pearl Harbour (2001) o Dos policías rebeldes II (2003). También apostó por nuevos talentos en la dirección como Simon West en Con Air (1997), Dominic Sena en 60 segundos (2000) o David McNally en El bar Coyote (2000).

En 2003, alcanzó un nuevo hito comercial en su carrera iniciando la saga de Piratas del Caribe, con el director Gore Verbinski, que se encargó de las tres primeras entregas.

Bruckheimer lleva más de 30 años reventando las taquillas, especialmente en verano, y por los proyectos que tiene pendientes, parece que le queda cuerda para rato. Está rodando una secuela de Top Gun con Joseph Kosinski de director, el responsable de Tron: Legacy, así como Gemini Man, dirigida por Ang Lee. Además, tiene anunciadas más secuelas de sus exitosas sagas. Le conocen como «Mr. Blockbuster», por algo será.

domingo, 10 de junio de 2018

Han Solo y los piratas del espacio

El contrabandista más carismático y famoso de la galaxia, ya tiene su propia película. Han Solo, una historia de Star Wars, nos cuenta los orígenes del mítico personaje que llevó al estrellato a Harrison Ford hace 40 años en la saga galáctica de George Lucas. Cómo conoció a Chewbacca, a Lando Calrissian y cómo se hizo con el Halcón Milenario, su icónica nave espacial, son algunos de los rasgos principales del personaje que jalonan esta entretenida cinta de aventuras espaciales.

Del mismo modo que Rogue One era un película de comandos, Han Solo, es una de piratas y contrabandistas, cuyos personajes se mueven continuamente entre las alianzas y las traiciones entre sí. En este sentido, pienso que de los proyectos de la factoría Disney sobre Star Wars, los de esta serie de «spin off» resultan más estimulantes y enriquecen más a la saga primigenia que la nueva trilogía que da continuidad a la historia de la familia Skywalker.

De los directores que Disney ha fichado para hacer crecer la saga, el de la presente entrega es el más veterano: Ron Howard, ganador de un Óscar a mejor director por Una mente maravillosa. Otros títulos relevantes de su carrera son Llamaradas, Apolo 13, Cocoon, Rush, Cinderella Man, sin olvidar que dirigió Willow a las órdenes de George Lucas, que ejercía de productor. Otro veterano avezado en el imaginario de Lucas, ha sido el guionista, Lawrence Kasdan, quien ya firmó los libretos de El imperio contraataca, El retorno del Jedi y El despertar de la Fuerza. Esta vez, coescribe la andanzas del joven Han junto a su hijo, Jonathan Kasdan.

Naturalmente, para interpretar a Solo en sus inicios, era imprescindible fichar a otro actor, ya que el personaje es más joven de lo que era Harrison Ford hace 40 años. El elegido ha sido Alden Ehrenreich, quien a pesar de su juventud e incipiente carrera, ha trabajado ya con varios directores de renombre. Debutó a las órdenes de Coppola en Tetro, y ha trabajado con Woody Allen en Blue Jasmine y con los hermanos Coen en ¡Ave César!

Le acompañan los veteranos Woody Harrelson y Paul Bettany y sus coetáneos Emilia Clarke, la otrora princesa Daenerys de Juego de tronos, y Donald Glover encarnando a un joven Lando Calrissian, papel interpretado por Billy Dee Williams en la trilogía original. Aunque todos están bien en sus papeles y hacen un conjunto muy compacto en el tono de sus interpretaciones, si hay alguno que destaque un poco por encima del resto, es Harrelson, como no podía ser de otra manera. Su imponente presencia en pantalla, le convertido en un secundario «robaescenas» habitual en los últimos años.

Han Solo es una entretenida y trepidante cinta de aventuras de contrabandistas, piratas y forajidos ambientada en el universo galáctico de Star Wars. Todas las escenas de acción son intensas y están muy bien rodadas, pero si tuviera que elegir una, me quedaría con la del asalto a un convoy de carga en las cumbres nevadas de alta montaña.

domingo, 3 de junio de 2018

El amor no tiene edad

Mientras esperamos a que se ponga en marcha la nueva aventura de 007, la productora Barbara Broccoli, nos trae de la mano del director británico Paul McGuigan, responsable de títulos como Víctor Frankenstein o El caso Slevin, una historia real de Hollywood ambientada en Reino Unido: Las estrellas de cine no mueren en Liverpool (Film stars don't die in Liverpool), sobre los últimos días de la actriz Gloria Graham y su relación con el joven actor Paul Turner. A priori, tras ver el tráiler, puede sonar a historia de diva mayor seduciendo a joven promesa que busca el éxito, en la línea de Dulce pájaro de juventud o Desayuno con diamantes, pero nada más lejos de la realidad. Se trata de un romance de amor verdadero. Una relación desinteresada, sincera e impregnada de respeto, cariño y ternura.

La película adapta las memorias del propio Turner, que por cierto, tiene un pequeño papel en el filme, con un guion de Matt Greenhalgh, curtido como guionista en series de televisión. Graham es interpretada por una sensacional Annette Benning, como era de esperar, pero hay que reconocer que su «partenaire», Jammie Bell, el otrora niño bailarín de Billy Elliot, no le va a la zaga encarnando a un joven Turner con una sólida interpretación de fuerte presencia en pantalla.

A la buena química entre los actores, fundamental para que la película funcione, hay que sumarle un estupendo trabajo de fotografía, así como unas creativas y elegantes transiciones en los saltos temporales de la narración. Además, la ambientación musical del filme goza de una atinada selección de canciones de la época que retrata, finales de los años 70, una época en que este tipo de relaciones no estaban bien vistas, puesto que ella tenía 30 años más que él.

Dramática, romántica y controvertida, así es la historia que nos cuenta Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, un filme elegante, sólido y emotivo.