Cuando en 1977 se estrenaba La guerra de las galaxias, la introducción con los míticos rótulos en perspectiva nos contaban que un comando de la alianza rebelde había robado los planos de una estación espacial llamada Estrella de la muerte. Llevaba el encabezado de Episodio IV: una nueva esperanza. Pues bien, ahora Rogue One: una historia de Star Wars (Rogue One: a Star Wars story) nos muestra en imágenes cómo ocurrieron estos hechos, nos cuenta cómo se forjó esa nueva esperanza.
Sin embargo, el film dirigido por Gareth Edwards, responsable de Monsters y Godzilla, va más allá de ser el mero prólogo del episodio IV y desarrolla nuevos personajes con una sólida historia de fondo, así como el proceso de construcción de la Estrella de la muerte. Además, aporta nuevos escenarios y ambientes galácticos a la ya amplia galería de lugares originales mostrados en las legendarias películas de George Lucas. De esta manera Rogue One amplía, complementa y enriquece la saga.
Spin-off es un término que se utiliza para designar un proyecto que surge de otro. En el ámbito cinematográfico este tipo de películas suelen caracterizarse por estar protagonizadas por un personaje secundario de la película original de la que deriva. En el caso de Rogue One se trata claramente de un spin-off de Star Wars pero presenta la peculiaridad de que los protagonistas no salían en la película principal como secundarios, ni siquiera en forma de cameo, simplemente se les nombraba como grupo, sin nombres ni distinciones.
Los perfiles de estos personajes surgen de un guion a cargo de Chris Weitz y Tony Gilroy. El primero tiene su firma en libretos como el de Antz o La brújula dorada, y Gilroy cuenta con el aval en su filmografía de los guiones de la saga derivada de El caso Bourne, salvo el de la última entrega del que se hizo cargo el propio director Paul Greengrass. Estos nuevos pobladores de la galaxia están encarnados con convicción por un gran elenco de actores encabezado por Felicity Jones y Diego Luna, secundados por Mads Mikkelsen, Forest Whitaker, Ben Mendelsohn, Donnie Yen, Alan Tudyk y Wen Jiang. Todos los miembros del comando resultan carismáticos y tienen un trazado que los diferencia, que les da una entidad propia.
Los efectos visuales y las coreografías de las escenas de acción están a la altura de lo que cabe esperar de una película de Star Wars. Mantiene el tono principal de aventuras galácticas, pero las películas de Lucas tenían además un aire político de trasfondo, que en este caso se ha sustituido por un ambiente más bien bélico, lo cual también le aporta un toque de personalidad propia a la película. Otro cambio que se ha producido, y ha quedado bien, es que la música no es de John Williams, sino de Michael Giacchino, que ya se encargó también de las partituras de las últimas películas de Star Trek y de varios films de Pixar. Una modificación que ha sido criticada por algunos fans es la eliminación de los rótulos introductorios. Personalmente creo que es correcto no haberlos incluido ya que ese formato corresponde a la saga que cuenta la historia de la dinastía galáctica de los Skywalker, y esta película es un relato tangencial a esa epopeya, y no un episodio más.
Por último cabe citar que la intervención de Darth Vader es breve pero poderosa e impactante. En general Rogue One es todo un acierto. Es un film que funciona al margen de la historia sobre la familia Skywalker pero está perfectamente engarzada con el episodio IV de la saga. Una película bélica en el espacio, llena de acción, aventuras y un mensaje sobre heroísmo, sacrificio y esperanza.
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