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martes, 25 de noviembre de 2014

Científicos en acción: Un pueblo llamado Dante's Peak

Hace unos meses se estrenaba Pompeya, con un espectacular despliegue de efectos visuales para recrear la histórica erupción del volcán Vesubio. Pero no es la primera vez, por ello quisiera rescatar una producción del año 1997 en la que los efectos digitales también dieron vida a un espectáculo volcánico: Un pueblo llamado Dante´s Peak.

En este caso podemos ver cómo trabajan un equipo de vulcanólogos. El argumento trata sobre un bucólico pueblo estadounidense situado junto a un volcán supuestamente extinto. Sin embargo la realidad es que se encontraba latente, dormido y ahora se está despertando. Ante los primeros indicios de actividad magmática un equipo de expertos se desplazan al lugar para analizar los riesgos existentes. Temblores de tierra, subida de la acidez y la temperatura del agua, emanaciones de azufre, son síntomas que presagian la inminente erupción volcánica. Los científicos despliegan distintas sondas y aparatos para medir estos parámetros. Cualquier cambio brusco en los niveles de estos parámetros puede ser la señal para salir pitando del lugar.
Protagonizan Pierce Brosnan y Linda Hamilton. Él es un experto con instinto al que sus jefes no hacen caso mientras los datos empíricos no le den la razón en sus predicciones, claro que en tema de volcanes cuando esto ocurre ya es demasiado tarde. Ella es la alcaldesa del pueblo, divorciada y con dos hijos. Brosnan estaba en aquel momento en la cumbre de su carrera interpretando al agente 007. Hamilton es la otrora famosa Sarah Connor de las dos primeras entregas de la saga Terminator.

La película es interesante, entretenida, dirigida por Roger Donaldson, un director cuya filmografía está nutrida de películas resultonas, que sin ser grandes obras de arte están realizadas con oficio y han hecho buena recaudación sin llegar a ser grandes taquillazos. En su trayectoria encontramos títulos interesantes como Motín a bordo, con Mel Gibson y Anthony Hopkins de protagonistas, Cocktail, a mayor gloria de Tom Cruise, Species, Trece días, o La prueba.

El mismo año se estrenaba Volcano, protagonizada por Tommy Lee Jones y Anne Heche bajo la dirección de Mick Jackson, el director de la célebre El guardaespaldas, sobre un supuesto volcán que hace erupción en plena ciudad de Los Angeles. Partía con el punto de interés de ver qué pasaría si un volcán se desatara en pleno corazón de una gran ciudad en vez de en el campo, pero el resultado final de la cinta es bastante irregular. Realmente entre los dos volcanes cinematográficos de aquel año me quedo con Dante's Peak.


domingo, 16 de noviembre de 2014

Curiosidades de Spielberg y sus actores

Steven Spielberg se encuentra estos días rodando su nueva película como director, un thriller de espionaje ambientado en la Guerra Fría del que aun no se sabe el título. El protagonista es Tom Hanks y el interés de esta información es que se trata de la cuarta vez que director y actor trabajan juntos. A su vez esto es interesante porque así Hanks se convierte en el primer actor con papel protagonista, o coprotagonista, que trabaja a las órdenes del Rey Midas de Hollywood en diferentes personajes. Hasta ahora Harrison Ford había trabajado cuatro veces bajo la batuta de Spielberg pero siempre con el mismo rol, en la saga de Indiana Jones, que actualmente es una tetralogía.

Los anteriores trabajos del tándem Hanks-Spielberg son Salvar al soldado Ryan (1998), Atrápame si puedes(2002) y La terminal(2004). Hasta ahora empataba con Richard Dreyfuss que también tenía en su haber tres títulos de la filmografía del prestigioso director: Tiburón (1975), Encuentros en la tercera fase (1977) y Always: para siempre (1989).

Jeff Goldblum había dicho en una entrevista cuando se estrenó El mundo perdido (1997), que para él era un honor trabajar por segunda vez con Spielberg, tras Parque Jurásico (1993), ya que pocos eran los que repetían la experiencia. Richard Attenborough y los niños Joseph Mazzello y Ariana Richards que habían sido protagonistas en la primera entrega aparecen brevemente en el prólogo de la secuela. Otro que también tiene dos títulos con Steven es Tom Cruise, que protagonizó las cintas de ciencia ficción Minority report (2002) y La guerra de los Mundos (2005).

Un caso curioso: en la gala de los Oscar de 1983, la obra más personal de Spielberg, E.T. El extraterrestre (1982) era derrotada por el biopic Gandhi (1982), que se alzaba como triunfadora de la noche. Richard Attenborough se llevaba el Oscar a Mejor Director y Ben Kingsley a Mejor Actor. Diez años después, en 1993, Spielberg estrena dos películas totalmente distintas pero ambas importantes en su filmografía: Parque Jurásico, un punto de inflexión en los efectos especiales generados por ordenador, y La lista de Schindler, cambio de registro en su estilo con el que se ganó el respeto de la crítica y su primer Oscar como director. En la aventura jurásica contó con Richard Attenborough como actor y en el film sobre el holocausto judío dirigió a Ben Kingsley.

Para cerrar el ciclo volviendo al principio del artículo cabe decir que el segundo Oscar como director lo ganó con Salvar al soldado Ryan, la primera colaboración que tuvo con Tom Hanks.

sábado, 8 de noviembre de 2014

El miedo a lo extraordinario

Aceptar algo extraordinario en alguien cercano es difícil, que pone de manifiesto la mediocridad de ciertas personas, incapaces de enfrentarse a sus propios miedos y prejuicios, y la grandeza de quienes sí apoyan al afectado. Ocurre cuando en una comunidad pequeña alguien es diferente a los demás por poseer algún talento especial, pero se acentúa aun más si hablamos de experiencias sobrenaturales, y el cine muchas veces se ha nutrido de este tipo de situaciones. Por ejemplo en Phenomenon veíamos a John Travolta interpretando a un humilde vecino de un pueblo de Estados Unidos que tras afirmar que una noche fue alcanzado por una extraña luz que bajaba del firmamento, empezó a desarrollar su mente progresivamente hasta llegar a la telequinesia. También en El Hombre de Acero el padre terrestre de Superman, interpretado por Kevin Costner, vive obsesionado por ocultar los poderes de su hijo adoptivo a los demás para protegerlo, ya que considera que la gente no está preparada para aceptarlo tal como es.

Este año se ha estrenado El Cielo es real (Heaven is for real), una película de bajo presupuesto basada en una historia verídica, adaptando a la pantalla el libro homónimo que relata el caso de un niño de cuatro años, hijo de un pastor protestante de un pueblo estadounidense, que al ser operado de apendicitis tuvo una experiencia cercana a la muerte y después aseguraba haber visitado el Cielo y conocido a Jesús. La cuestión es que afirmaba haber encontrado a gente que no había visto antes y sabía exactamente lo que estaban haciendo sus padres mientras él estaba en el quirófano. Estas aseveraciones llevan a su padre a cuestionarse su propia Fe, y por supuesto crean controversia entre la comunidad de vecinos.

Es el cuarto largometraje como director de Randall Wallace, habitual guionista conocido por firmar los libretos de superproducciones como Braveheart o Pearl Harbour. Debutó en la dirección en 1998 con El hombre de la máscara de hierro, a la que siguieron Cuando éramos soldados y Secretariat. En El Cielo es real, Wallace saca buen partido de los limitados recursos con los que ha contado para esta producción, así como los actores también han dado lo mejor de sí mismos, especialmente la pareja protagonista encarnada por Greg Kinear y Kelly Reilly. Kinear es recordado especialmente por títulos como Mejor imposible, Sabrina o Pequeña Miss Sunshine. Reilly ha sido vista en films como Sherlock Holmes o El vuelo. Entre los secundarios cabe destacar a Thomas Haden Church, el inolvidable Jack de Entre copas. Y por supuesto merece especial mención el niño debutante Connor Corum.

La película sale bien parada de afrontar abiertamente y sin prejuicios un tema que para muchos puede resultar controvertido. A nivel emocional quizá sea algo tibia, no llega a tocar fibra, pero aun así tiene algún momento emotivo conseguido sin caer en la cursilería, y también un par de toques de humor bien encajados. Un film agradable de ver con buenos actores, bonitas localizaciones correctamente fotografiadas y temas relevantes puestos sobre el tapete.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Padres, hijos, egos y juicios

Robert Downey Jr. se quita la armadura de Iron Man y la perilla de Tony Stark pero conserva su arrogancia narcisista para encarnar a un abogado de la gran urbe sin escrúpulos que cobra unos más que jugosos honorarios defendiendo a peces gordos acusados de grandes estafas, evasión de impuestos, desvíos de capital a paraísos fiscales y demás delitos financieros. Por otra parte Robert Duvall interpreta a su padre, juez en un pueblo de Indiana que imparte justicia con un particular sentido del bien y el mal que le ha hecho ganar tanto admiradores como enemigos. Padre e hijo viven separados no sólo por la distancia física sino también por rencillas e incompatibilidad de caracteres entre dos fuertes personalidades con visiones de la vida muy dispares y con sus respectivos egos muy bien alimentados. Cuando muere la esposa del juez, el abogado debe volver a su pueblo natal para asistir al entierro de su madre, y estando allí su padre es acusado de homicidio.

Esta es la historia que nos cuenta El juez, hábil mezcla de melodrama familiar con
thriller judicial protagonizado por un tour de force de dos enormes Robert y Robert. Entre los secundarios cabe destacar la presencia de Billy Bob Thornton, en el rol de fiscal, y Vincent D'onofrio, como el hermano mayor de Downey. Completa el cuadro familiar un tercer hermano, el menor, interpretado por Jeremy Strong, a quien hemos podido ver en títulos como El incidente, Lincoln, o La noche más oscura. El contrapunto femenino entre tanto varón lo pone Vera Farmiga, nominada al Oscar por Up in the air, y coprotagonista en Código fuente. Dirige David Dobkin, que cambia de registro tras dirigir varias comedias como De boda en boda o Los rebeldes de Shanghai.

El críptico pasado del juez en la relación con sus hijos se va desvelando poco a poco a lo largo del metraje en paralelo con la investigación policial de la muerte del individuo de la que se acusa a su señoría. El guión corre a cargo de Nick Schenk, involucrado en el libreto de Gran Torino. El ritmo narrativo es fluido, pero la duración tal vez excesiva para el tipo de película que es. No obstante no se hace pesada y mantiene el interés durante todo el metraje, debido especialmente al carisma de sus dos protagonistas, sobre todo Downey que está omnipresente en todo el film. La puesta en escena de Dobkin es convencional, acercándose peligrosamente al tratamiento televisivo, pero es realzada por la fotografía del polaco Janusz Kaminski, habitual de las películas de Spielberg desde La lista de Shindler en adelante.

En definitiva una interesante película sobre relaciones paternofiliales y fraternales en el marco de una trama judicial. Reflexión sobre la familia, el orgullo, el ego, los errores del pasado, todo ello transmitido por un elenco de excelentes actores encabezado por Duvall y Downey Jr.