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sábado, 8 de noviembre de 2014

El miedo a lo extraordinario

Aceptar algo extraordinario en alguien cercano es difícil, que pone de manifiesto la mediocridad de ciertas personas, incapaces de enfrentarse a sus propios miedos y prejuicios, y la grandeza de quienes sí apoyan al afectado. Ocurre cuando en una comunidad pequeña alguien es diferente a los demás por poseer algún talento especial, pero se acentúa aun más si hablamos de experiencias sobrenaturales, y el cine muchas veces se ha nutrido de este tipo de situaciones. Por ejemplo en Phenomenon veíamos a John Travolta interpretando a un humilde vecino de un pueblo de Estados Unidos que tras afirmar que una noche fue alcanzado por una extraña luz que bajaba del firmamento, empezó a desarrollar su mente progresivamente hasta llegar a la telequinesia. También en El Hombre de Acero el padre terrestre de Superman, interpretado por Kevin Costner, vive obsesionado por ocultar los poderes de su hijo adoptivo a los demás para protegerlo, ya que considera que la gente no está preparada para aceptarlo tal como es.

Este año se ha estrenado El Cielo es real (Heaven is for real), una película de bajo presupuesto basada en una historia verídica, adaptando a la pantalla el libro homónimo que relata el caso de un niño de cuatro años, hijo de un pastor protestante de un pueblo estadounidense, que al ser operado de apendicitis tuvo una experiencia cercana a la muerte y después aseguraba haber visitado el Cielo y conocido a Jesús. La cuestión es que afirmaba haber encontrado a gente que no había visto antes y sabía exactamente lo que estaban haciendo sus padres mientras él estaba en el quirófano. Estas aseveraciones llevan a su padre a cuestionarse su propia Fe, y por supuesto crean controversia entre la comunidad de vecinos.

Es el cuarto largometraje como director de Randall Wallace, habitual guionista conocido por firmar los libretos de superproducciones como Braveheart o Pearl Harbour. Debutó en la dirección en 1998 con El hombre de la máscara de hierro, a la que siguieron Cuando éramos soldados y Secretariat. En El Cielo es real, Wallace saca buen partido de los limitados recursos con los que ha contado para esta producción, así como los actores también han dado lo mejor de sí mismos, especialmente la pareja protagonista encarnada por Greg Kinear y Kelly Reilly. Kinear es recordado especialmente por títulos como Mejor imposible, Sabrina o Pequeña Miss Sunshine. Reilly ha sido vista en films como Sherlock Holmes o El vuelo. Entre los secundarios cabe destacar a Thomas Haden Church, el inolvidable Jack de Entre copas. Y por supuesto merece especial mención el niño debutante Connor Corum.

La película sale bien parada de afrontar abiertamente y sin prejuicios un tema que para muchos puede resultar controvertido. A nivel emocional quizá sea algo tibia, no llega a tocar fibra, pero aun así tiene algún momento emotivo conseguido sin caer en la cursilería, y también un par de toques de humor bien encajados. Un film agradable de ver con buenos actores, bonitas localizaciones correctamente fotografiadas y temas relevantes puestos sobre el tapete.

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