El acontecimiento del año: Star Wars VII: El despertar de la Fuerza. Finalmente ha llegado y está arrasando las taquillas de todo el mundo. La fiebre de La Guerra de las Galaxias vuelve cobrar vigor con un film muy entretenido, fresco y espectacular, aunque conceptualmente con unos aires no muy renovados. Su mayor virtud es la de dar continuidad a la saga sin desentonar con las anteriores entregas, y su mayor defecto estriba en no aportar novedades de calado al universo pergeñado por George Lucas hace casi 40 años.
Algunos cambios introducidos incluso responden a concesiones hechas a clichés basados en lo políticamente correcto en los tiempos que corren, algo que en las primeras películas se había evitado perfilando así personajes atemporales. El guión viene firmado por el propio director, J.J Abrams, junto con Michael Arndt, responsable de los libretos de Pequeña Miss Sunshine y Toy Story 3, y con uno de los guionistas de El imperio contraataca y El retorno del Jedi: Lawrence Kasdan.
Desde luego lo que se corrobora es que Han Solo sigue siendo el mejor personaje de la saga, y Harrison Ford está muy cómodo encarnándolo. Su carisma eclipsa a los nuevos fichajes del equipo, igual que le robaba el protagonismo a Luke Skywalker en los episodios anteriores. De los nuevos personajes el más entrañable es el androide BB-8. Por otro lado tenemos a una chica piloto que sobrevive como chatarrera en un planeta desértico, a un soldado que deserta del ejército de la malvada Primera Orden, y a un avezado piloto de la Resistencia encarnado por Oscar Isaac, el príncipe John de Robin Hood, que se perfila como una especie de Han Solo de nueva generación. En el lado Oscuro el nuevo villano llamado Kylo Ren, es interpretado por Adam Driver, visto recientemente junto a Ben Stiller en Mientras seamos jóvenes.
Los dos protagonistas posiblemente tengan más peso en el conjunto de la saga cuando esté la nueva trilogía completada, ya que se abren flecos sobre su pasado y se dejan para desarrollarse en las próximas entregas. Eso hace que en el Episodio VII como película en solitario, estos personajes aparezcan poco desarrollados, pobremente trazados. Sin embargo de Han Solo se explica perfectamente lo que fue de él en los últimos treinta años. Por tanto entre el perfil de su personaje y el carisma veterano de Harrison Ford, el pirata espacial más famoso de la historia del cine se convierte en la gran estrella de esta nueva entrega de la mítica saga galáctica.
Visualmente sigue el estilo genuino de de la serie, reforzado por las nuevas tecnologías en efectos especiales. Las acrobacias aéreas del Halcón Milenario son toda un regalo para la vista. Y la partitura de John Williams un placer para el oído.
En definitiva se puede concluir que El despertar de la Fuerza es una muy buena película de aventuras, bien resuelta, capaz de encandilar a los nostálgicos y al mismo tiempo enganchar a las nuevas generaciones, aunque dentro de la saga es un episodio más que sabe estar a la altura de las circunstancias pero se queda un escalón por debajo de la trilogía primigenia.
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