Godzilla y Kong: el nuevo imperio ofrece lo que su propio título sugiere: algo más de hora y media de entretenimiento a base de monstruos gigantes digitales luchando y destruyendo a diestro y siniestro. Los personajes humanos están muy poco desarrollados y la trama tiene un planteamiento interesante sobre tribus ancestrales y un titán que escupe hielo, pero también se explica y desarrolla muy parcamente para dar más cancha a las luchas espectaculares entre titanes. No obstante, esta función de entretener, la cumple con creces, ya que la película se deja ver y visualmente resulta muy atractiva.
Es la secuela de Godzilla vs. Kong (2021), que a su vez era el remake de la película homónima japonesa de 1962. Tras los acontecimientos de la anterior entrega, una corporación mantiene a Kong y a Godzilla separados, el primero en la Tierra Hueca y el segundo en nuestro mundo. Sin embargo, una nueva amenaza desde un lugar recóndito de la Tierra Hueca, hará necesario que ambos unan sus fuerzas para defender a la humanidad.
Tanto Godzilla y Kong: el nuevo imperio como su predecesora, están dirigidas por Adam Wingard, director avezado en películas de terror de bajo presupuesto. También ambas películas cuentan con la misma protagonista, Rebecca Hall, conocida también por sus apariciones en Iron Man 3 o The Town, entre otras. También repite papel Brian Tyree Henry, visto en títulos como Bullet train o Joker.
Estas películas forman parte del «monsterverse» creado por Legendary Pictures que comenzó con un remake de Godzilla en 2014, seguido por Kong: La isla Calavera en 2017 y Godzilla: king of monsters en 2019.
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