Un plano secuencia es una secuencia en la que no hay cortes de montaje, sino que se cambia de planos moviendo la cámara. En 1948 se estrenaba La soga, de Alfred Hitchcock, un experimento visual muy interesante que consistía en simular toda la película como un único plano secuencia. Tenía la limitación técnica de la duración de cada bobina de película y rodaba de tal manera que luego se pudieran unir los distintos fragmentos en montaje y el resultado final fuese como si no hubiera cortes. Hoy en día con los ordenadores es más fácil simular planos secuencia que en realidad no lo son y se obtienen resultados espectaculares, como por ejemplo, el de Los Vengadores durante la batalla en las calles de Nueva York.
Sam Mendes, director de American Beauty, Camino a la perdición, Revolutionary road o las dos últimas entregas de James Bond, Skyfall y Spectre, nos sorprendió en esta última con un espectacular plano secuencia al inicio de la película en la que vemos a 007 caminando por las calles de Ciudad de México durante la celebración del Día de los Muertos. Ahora ha dado un paso más adelante y se ha animado a hacer como Hitchcock, una película entera en un plano secuencia, con 1917, una película bélica ambientada en la Primera Guerra Mundial. En mi opinión, realmente la película se divide en dos grandes planos secuencia, debido a un momento concreto, que quien la haya visto posiblemente sepa a cuál me refiero, del que no diré más para evitar el «spoiler» a quien aún no haya tenido la suerte de disfrutar de este espectáculo.
Un general británico encomienda una misión suicida y a contrarreloj a dos jóvenes soldados: llevar un mensaje a un batallón que está tras las líneas enemigas para cancelar un ataque que tienen previsto, ya que se trata de una trampa y podrían morir todos. Uno de estos dos soldados es el hermano menor de un teniente que se encuentra entre los que pueden morir si no llegan a tiempo con el mensaje. Su acompañante acata igualmente la orden, aunque sin la misma motivación, pero su evolución a lo largo del filme resulta muy interesante.
Los dos protagonistas son relativamente desconocidos para el gran público, pero entre los secundarios que van a pareciendo en pequeñas intervenciones a lo largo del metraje, podemos encontrarnos con caras conocidas como Colin Firth, Benedict Cumberbach o Mark Strong. Los intrépidos mensajeros a los que acompañamos en esta intensa aventura está interpretados por Dean-Charles Chapman, al que pudimos ver el pasado otoño en Blinded by the light, y en las exitosas series de TV Into the badlands y Juego de tronos, y por George MacKay, que debutó de niño en 2003 con Peter Pan: la gran aventura, y al que ya hemos visto vestido de soldado al inicio de Amanece en Edimburgo.
1917 es un proyecto muy personal de Sam Mendes, ya que se basa en las historias que su abuelo, combatiente en la Primera Guerra Mundial, le contaba sobre su experiencia en el campo de batalla. El director decidió rodar en plano secuencia para que el público esté inmerso en la película y acompañe a los protagonistas segundo a segundo en su desesperado viaje contrarreloj. Como él mismo ha dicho, 1917 está concebida más que una película, como una experiencia. Y lo ha conseguido.
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