No es la primera vez que una película de habla no inglesa gana el Óscar a mejor guion original, Precedentes como la italiana Divorcio a la italiana, de 1961, la francesa Un hombre y una mujer, de 1965, o la española Hable con ella, de 2001, son prueba de ello. Este año ha recaído este galardón en la producción francesa Anatomía de una caída, un thriller judicial sobre la investigación de la muerte de un hombre al precipitarse al vacío desde lo alto de su casa habiendo dudas sobre si ha sido un accidente, un suicidio o un homicidio.
Tanto el guion como la interpretación de la actriz principal, Sandra Hüller, y el niño, Milo Machado-Graner, son espléndidos. Dura más de dos hora y no se hace larga. Sin embargo, a nivel de producción, resulta quizá demasiado sobria. Parece que le falta algo, jugar un poco más con la fotografía, los planos, etcétera. Incluso las caracterizaciones de los personajes secundarios, da la sensación de estar poco cuidadas.
Por eso creo que el Óscar a mejor guion está más que justificado, mientras que, por ejemplo, el Globo de Oro a mejor películas extranjera, no me lo parece tanto, especialmente cuando competía con Yo capitán, entre las nominadas. También ambas competían por el Óscar a mejor película extranjera, que finalmente se llevó La zona de interés.
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