En 1996 se produjo un atentado terrorista en un concierto durante los Juegos Olímpicos de Atlanta. Un guardia de seguridad llamado Richard Jewell dio el aviso de haber encontrado un artefacto sospechoso que resultó ser una bomba. Gracias a su acción se salvaron muchas vidas y se convirtió en héroe ante la opinión pública de inmediato. Sin embargo, la falta de pistas sobre el autor del atentado, el periodismo sin escrúpulos y algunos incidentes en el pasado del protagonista, crearon un efecto mediático sobre Richard al ser investigado por el FBI como presunto autor del atentado, pasando así de héroe a villano en un suspiro y mancillando su nombre. Clint Eastwood, que llevaba tres o cuatro años perpetrando llevar esta historia a la pantalla, finalmente nos la ha podido traer con el nombre del protagonista como título; Richard Jewel.
La película se ha estrenado en España el mismo 1 de enero y menuda forma de empezar el año cinematográfico, por todo lo alto. Eastwood se fijado en estos últimos años en varias historias reales de héroes americanos, con El francotirador, Sully, 15:17 Tren a París y ahora con Richard Jewell. Es una historia sobre lo fácil que es mancillar el nombre de una persona desde una posición de poder, sobre la falta de profesionalidad y ética de gente mediocre que es capaz de aferrarse a un clavo ardiendo con tal de salvaguardar su éxito profesional, aunque para ello deban cargarle el muerto al más vulnerable, al más indefenso, buscar un cabeza turco.
Las grandes bazas de la película con las que juega Eastwood son una fluidez narrativa sin fisuras y un acierto de «casting» totalmente efectivo. Los actores están todos sensacionales en sus respectivos papeles, especialmente Sam Rockwell, ganador del Óscar por Tres anuncios en las afueras, que encarna aquí al abogado de Jewell. Por otra parte, Kathy Bates ha sido nominada a los Globos de Oro como mejor actriz de reparto por su rol de madre de Richard. Jon Hamm, conocido por la serie de TV Mad men, como el agente del FBI al mando de la investigación, y Olivia Wilde como la periodista que hizo estallar la polémica inculpando al protagonista, completan el elenco de actores que secundan al protagonista, Paul Walter Hauser, elegido para el papel por Eastwood en cuanto se conocieron. Hauser ha trabajado en varias series de TV y se le pudo ver en la gran pantalla en 2018 en Infiltrados en el KKKlan.
Richard Jewell es una historia real sobre una injusticia atroz narrada por un gran cineasta con actores que brillan en sus interpretaciones, una historia que sin duda vale la pena contar y que llama a una reflexión sobre la sociedad en que vivimos, en lo fácil que es pensar mal de las personas y lo complicado que resulta después deshacer el daño infligido. Una llamada a reflexionar sobre la responsabilidad de cada uno para juzgar a los demás a la ligera sin pensar en las consecuencias que nuestro erróneo juicio pueda acarrear a la persona afectada. En esta sociedad en la que todo va tan rápido que no nos da tiempo de pararnos a pensar, estaría bien que buscar tiempo para reflexionar un poco se convirtiera una prioridad para todos.
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