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viernes, 27 de septiembre de 2024

El conde de Montecristo, ¿justicia o venganza?


 Enésima adaptación del clásico literario de Dumas, El conde de Montecristo, dirigida en esta ocasión por Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patillière, los guionistas de las dos entregas de Los tres mosqueteros, D'Artagnan y Milady. Y no solo ellos, sino que también el director de fotografía Nicolas Bolduc y las productoras Pathè, M6 Films y Chapter 2 están implicados en las tres películas. Una superproducción francesa de tres horas de duración en la que están pasando cosas todo el rato. Tiene un ritmo de montaje magnífico y una puesta en escena espectacular, con un mágico equilibrio de estilo entre clásico y moderno. La fotografía y la música crean una atmósfera única, especialmente en los momentos de mayor tensión dramática.

El marinero Edmundo Dantés es acusado de un delito que no ha cometido y llevado a prisión de por vida siendo inocente a causa de los intereses y envidias de una serie de personajes que le rodeaban. Con la ayuda de otro prisionero, y tras varios años de cautiverio, consigue escapar y hacerse con una inmensa fortuna que le permitirá volver a Marsella bajo una nueva identidad, como el conde de Montecristo, y así perpetrar un elaboradísimo plan para ajustar cuentas con los traidores  que le robaron tantos años de su vida. Para ello recluta a dos jóvenes, que también tienen asuntos pendientes con alguno de los conspiradores. La cuestión es cómo manejar tantas emociones de odios y resentimientos para mantener la cabeza fría y evitar que la búsqueda de justicia pueda derivar en venganza. Ambos conceptos se separan así por una línea muy fina sobre la que navegan las tres almas heridas en busca de encontrar la paz por los agravios sufridos en el pasado.

 En anteriores versiones, se ha tendido siempre a tener rostros conocidos internacionalmente en el elenco. En la versión de Kevin Reynolds de 2002, La venganza del conde de Montecristo, podíamos ver a Jim Caviezel, Guy Pierce o Richard Harris. En la miniserie de TV de 1998, Gerard Depardieu y Ornella Muti. En la TV movie de 1975, Richard Chamberlain y Tony Curtis. Sin embargo, en esta nueva versión no aparecen grandes estrellas reconocidas por el gran público, ni falta que le hace, ya que sus actores hacen un trabajo espléndido y todo el conjunto es tan fascinante, que envuelve al espectador y lo mantiene tres horas pendiente de la pantalla. Un gran elenco en el que destacaría especialmente al protagonista, Pierre Niney, por ser quien lleva todo el peso de la película, y a Pierfrancesco Favino, que interpreta al compañero de celda de Edmundo y compone un personaje memorable con muy poco tiempo en pantalla. También destacar a la actriz Anamaria Vartolomei, en el papel de Haydeé, cuya irrupción en la historia es una de las escenas más mágicas de la película y transmite con solidez el halo de misterio que rodea al personaje.

Justicia, venganza, conspiraciones, amor, pasión, aventuras, épica, cuando todos estos ingredientes están bien mezclados, ¿quién se puede resistir a un cóctel así?  Por eso El conde de Montecristo es uno de los grandes títulos del año.

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