La modernidad inunda la vieja mansión
El 2019 se estrenaba la adaptación a la gran pantalla de la serie televisiva británica Downton Abbey, que venía siendo, al igual que ocurre con muchas otras series, como un capítulo más, solo que más largo y con una producción más ampulosa. Este año se ha estrenado su secuela, Downton Abbey: una nueva era, que si bien conserva la esencia de los personajes, la ambientación y en definitiva, el estilo de la serie original y su predecesora cinematográfica, esta vez resulta más fresca e innovadora, ya que introduce cambios a través de dos tramas entrelazadas, sacando a sus protagonistas de su zona de confort.
Por un lado, la abuela recibe una herencia de una villa en el sur de Francia, lo cual da pie a sacar a parte del elenco de su escenario habitual para trasladarse a la también glamurosa Costa Azul. Por otra parte, la vieja mansión necesita costosas reparaciones y encuentran una oportunidad de financiación con una oferta de un estudio cinematográfico interesado en alquilar la mansión para un rodaje. Además, estamos a finales de los años 20, en el momento del cambio del cine mudo al sonoro, por lo que esta parte de la película guarda cierto paralelismo con títulos como Cantando bajo la lluvia o The artist.
Dirige Simon Curtis, responsable de títulos como La dama de oro o Mi semana con Marilyn. Downton Abbey: una nueva era es una película sobre los cambios de ciclo. Cambia la industria del cine, cambian los hábitos sociales, en fin, como su título indica, se trata de una nueva era.
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