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domingo, 12 de julio de 2020
Los iconos cinematográficos de dos en dos: Sylvester Stallone
Con este post inicio una serie dedicada a algunos actores que han dado a la historia del cine dos iconos, de los cuales uno ha supuesto para el actor su lanzamiento al estrellato y el otro su consagración definitiva como estrella de Hollywood. Empezamos con Sylvester Stallone, que se lanzó con Rocky y se consagró con Rambo. Para bien o para mal, dos personajes icónicos de la historia del cine.
Rocky se ha convertido en símbolo de la cultura del esfuerzo, de luchar para ganar, de autosuperación, de saber aprovechar las oportunidades que te brinda la vida. En los años 70, Stallone quería ser actor pero la industria no se lo puso fácil. Escribió el guion de Rocky, que gustó mucho a los productores, y puso como condición que debía ser él quien protagonizase la película. El resto es historia. Doble nominación para Stallone en los Óscar, como mejor guion y mejor actor, y ganadora de los Óscar con tres estatuillas: mejor película, director y montaje.
La película la dirigió John G. Avildsen, a quien Stallone requirió años más tarde para dirigir Rocky V, pero entre medias, el propio Sylvester se encargó de dirigir las secuelas II, III y IV, que también cosecharon momentos que dejan huella para seguir alimentando la leyenda, como el tema musical «Eye of the tiger», del grupo Survivor en Rocky III o el mítico enfrentamiento con el boxeador soviético Ivan Drago, interpretado por Dolph Lundgren en Rocky IV. Años después, cuando ya se creía por concluida la saga, Stallone decidió hacer dos nuevas entregas a modo de epílogo de sus dos míticos personajes con los nombres y apellidos de cada uno en el título: Rocky Balboa y John Rambo, respectivamente, con mejor fortuna en su reencuentro con el boxeador que con el veterano de guerra. Con Rocky Balboa, Stallone dio por concluida la mítica saga, pero poco después le propondrían una oferta que no podía rechazar: convertir a Rocky en el entrenador del hijo de Apollo Creed en la película Creed, con la Stallone ganó el Globo de Oro a mejor actor de reparto y volvió a estar nominado al Óscar.
Tres años después de Rocky, y con sus secuelas en marcha, protagonizó Acorralado (First blood), adaptación de la novela First Blood de David Morrell sobre un veterano de Vietnam llamado John Rambo, un soldado de élite que al regresar a su país se encuentra con la dura realidad de una sociedad que le repudia en vez de verlo como un héroe. Vagabundeando llega a un pueblo donde es maltratado por los policías locales y reacciona como si estuviera en el frente de batalla. La película tuvo tal éxito que conoció una secuela, Rambo: Acorralado parte II, en la que el propio Stallone escribió el guion junto a James Cameron. En ella, Rambo es reclutado para una misión secreta en Vietnam, que consiste en ir a un campamento a tomar fotografías que prueben si quedaron o no compatriotas estadounidenses presos tras la guerra. La película tuvo tal impacto que fue realmente esta la que convirtió a Rambo en mito, en icono. Incluso creó escuela y se decía de las películas de comandos que eran «tipo Rambo». Conoció una tercera parte, Rambo III, en la que el aguerrido soldado es reclamado de nuevo para una misión especial en Afganistán durante la ocupación soviética del país, donde su amigo, el coronel Trautman, ha sido hecho preso por el enemigo. Así decía el eslogan de la película: «La primera vez por él mismo, la segunda por su país, esta vez es por su amigo.»
Como decía antes, el epílogo tardío John Rambo no cuajó del todo bien, se trataba de ayudar a unos misioneros en Birmania y la película es una escabechina con más sangre que las tres anteriores juntas pero le faltaba algo. El año pasado volvió de nuevo el mito en Rambo: Last blood, en la que John lleva ya unos años de vuelta en Estados Unidos en el rancho de su familia. Su ahijada es secuestrada por una banda mexicana dedicada a la trata de blancas y por supuesto se enfrenta a ellos. En mi opinión, sin ser una maravilla, es mejor que la anterior entrega.
En resumen, ocho veces interpretando a Rocky y cinco a Rambo a lo largo de cinco décadas, Sylvester Stallone nos ha legado dos iconos, dos personajes míticos que han dejado una marcada huella en la historia del cine.
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