Saltó a la fama encarnando al contrabandista espacial Han Solo y se consagró como estrella en la piel del arqueólogo aventurero Indiana Jones. Él es Harrison Ford, el rey de la carambola. ¿Y por qué digo esto? Porque los dos grandes papeles de su carrera le llegaron de rebote. Ha dado vida a dos iconos del cine sin comerlo ni beberlo, ya que ha sido la mayor estrella de los dos grandes proyectos cinematográficos de George Lucas contra la voluntad de este.
Ford trabajaba de carpintero en los estudios de Lucas. Ambos se conocían y se llevaban bien, así que Lucas le dio un papel en su segunda película, American Graffiti. Sin embargo, George no quería volver a contar con él en otros proyectos porque no quería que se le identificase como un director con actor fetiche, quería rostros nuevos en cada película que hiciera. La siguiente era La guerra de las galaxias y Ford le ayudó con el casting dando réplicas a los actores durante las pruebas. Para el papel de Han Solo, tras varias sesiones sin encontrar al candidato adecuado, Lucas se dio cuenta de que Ford era quien mejor encajaba en el papel. Y fue todo un acierto. El resultado fue tan bueno que ha sido el único de entre sus compañeros de reparto que se convirtió en gran estrella. Carry Fisher siguió trabajando toda su vida, pero desde luego la gente siempre la conocerá por la Princesa Leia y en su carrera posterior no llegó a alcanzar la popularidad de Ford en otros papeles. Y un poco le pasó lo mismo a Mark Hamill, el joven Luke Skywalker. En la actual saga compuesta de nueve episodios, Han Solo sale en cuatro: los episodios IV, V, VI y VII.
Con la saga de Star Wars en marcha, Lucas tenía otro gran proyecto, el de una serie de aventuras ambientada en los años 30. Steven Spielberg, que estaba en alza, quiso dirigir una película de la saga de James Bond, pero los responsables de la misma no lo vieron claro. Spielberg acababa de tener su primer patinazo en taquilla con la comedia 1941, y sabía que su siguiente película debía ser un éxito si no quería ver hundida su carrera y habló con su amigo Lucas. Steven le contó su intención de hacer una de 007 y George le dijo: «Tengo algo mejor». El resultado fue En busca del arca perdida. El propio Spielberg le sugirió a Lucas que Harrison Ford fuese el protagonista, pero Lucas se negó nuevamente, y más ahora que ya era la estrella de su saga espacial. Hicieron pruebas a numerosos actores y el que más les convenció fue Tom Selleck, pero en ese momento no podía hacer la película por su compromiso con la serie de TV Magnum. Entonces Spielberg volvió sobre la opción Ford y Lucas claudicó. Lo demás es historia. Cuesta imaginar al popular arqueólogo con otro rostro que no sea el de Ford. Se hicieron tres películas durante la década de los 80. Al arca perdida le seguirían Indiana Jones y el templo maldito e Indiana Jones y la última cruzada. En 2008 llegaría una nueva aventura ambientada en los años 50, con el personaje envejecido a la par que el actor en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Actualmente está prevista una quinta entrega.
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