Este año han vuelto los cazafantasmas al cine como continuación de la anterior entrega, Cazafantasmas: más allá, bajo el título de Cazafantasmas: imperio helado. En la anterior, los actores de las películas originales salían a modo de aparición estelar, cosa que ocurre en esta nueva entrega con Bill Murray, pero no con Dan Aykroyd y Ernie Hudson, que tienen papeles más largos y más integrados en la trama.
La familia de los descendientes de Spengler, tras los acontecimientos vividos en aquel pueblo aislado de la película anterior, están ahora en Nueva York donde ejercen de cazafantasmas en el mismo edificio donde tenían su cuartel general en los años 80. Ray (Dan Aykroyd) tiene una tienda de compraventa de objetos extraños, misteriosos, hechizados etcétera. Un día entra un tipo a su tienda a venderle varios trastos viejos de su abuela fallecida, entre los cuales se encuentra un orbe metálico que parece ser que encierra a un espíritu maligno de la antigüedad, un destructor que tenía el poder de destruir con el hielo.
Bill Murray sale poco, pero protagoniza una de las escenas más divertidas de la película. En general, el filme tiene buen ritmo, es espectacular y entretenida. Le falta, quizá, aquel toque de singularidad que tenía su precedente al desarrollarse en un escenario completamente distinto. No obstante, la película entretiene, tiene un niña fantasma muy peculiar y carismática, interpretada por la joven actriz y cantante Emily Alyn Lind, conocida especialmente por la serie de TV Gossip girl y que trabajó hace unos años a las órdenes de Clint Eastwood en J. Edgar, donde intepretaba a Shirley Temple. Los protagonistas son los mismos de la anterior película: Paul Rudd, conocido especialmente por interpretar a Ant-Man en el universo Marvel, Carrie Coon, curtida sobre todo en el teatro, aunque también hace cine y televisión, y los jóvenes McKenna Grace y Finn Wolfhard. Sobre el personaje de McKenna, Phoebe Spengler, recae el peso de la trama familiar dentro de lo que es historia que cuenta la película, ya que siendo muy inteligente y mañosa para cazar fantasmas, el hecho de ser menor de edad supone un problema para que pueda trabajar en Nueva York, y en este conflicto adolescente radica el toque humano de la historia, más allá del orbe encantado que amenaza la ciudad.
La película está dedicada al fallecido Ivan Reitman, artífice de las películas originales y que produjo la anterior entrega siendo el director su hijo, Jason Reitman, que en esta ocasión ha ejercido de productor y ha dado las riendas de la dirección a Gil Kenan, coguionista tanto de esta como de la anterior película, y director de títulos como City of Ember o El niño que salvó la Navidad.