Existe el rumor, leyenda urbana, teoría conspiranoica o como se le quiera llamar, de que el hombre en 1969 no pisó realmente la Luna y que las imágenes que se vieron fueron un montaje cinematográfico, que incluso se decía que podría haberlo dirigido el mismísimo Stanley Kubrick, que un año antes había estrenado 2001: una odisea del espacio. Esta historia sirvió de base para la película española de animación Atrapa la bandera.
Este verano llega a las pantallas Fly me to the moon, una película dirigida por el director de Con amor, Simon, Greg Berlanti, con un elenco de actores en estado de gracia encabezado por Scarlett Johansson, realmente excepcional, y Chaning Tatum, bastante mejor que en otros papeles anteriores. A la pareja protagonista les secunda el siempre interesante Woody Harrelson en un papel a su medida. El resto del reparto, aunque son caras desconocidas para el gran público, se les ve muy sueltos y carismáticos, especialmente Donald Elise Watkins, que interpreta a un joven ingeniero de la NASA.
La situación de la NASA a finales de los años 60, en plena competencia con la Unión Soviética por ver quién llegaba primero a la Luna, era desastrosa. Internamente funcionaba de forma bastante caótica y la aburrida imagen que daban a la opinión pública tampoco ayudaba. En esta situación, con la guerra de Vietnam llenando de sangre los noticiarios, el gobierno decide que deben dar un mensaje de esperanza a la sociedad y usar la misión Apolo 11 para ello, además de ganar a los rusos en la carrera espacial. Un misterioso enlace del gobierno contrata a una experta en marketing para dotar a la NASA del glamur y la frescura necesarios para gustar al público y que la gente se interese por la misión a la Luna. Solo hay un punto oscuro en el plan, y es que piden desde las altas esferas que de manera ultrasecreta se monte un plató para simular la retransmisión en directo del alunizaje, por si acaso fallase algo, lo cual, de hacerse, sería una gran estafa para la humanidad.
Hay buena química entre Johanson y Tatum, que encarnan respectivamente a la experta en marketing y al director de la misión Apolo, dos personajes totalmente antagónicos; el embaucamiento frente a la honestidad, la frivolidad frente a la seriedad, el espectáculo frente a la peligrosa realidad. La película es muy divertida, tiene gancho, ritmo, intérpretes carismáticos y una selección de canciones de la época muy buena, como lo habían sido en su momento las de Forrest Gump o Apollo 13.
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