La llamada de lo salvaje fue otro de los estrenos de este año cuya trayectoria en cartelera se vio frenada por la pandemia del COVID-19, ya que se estrenó poco antes de la declaración del estado de alarma. Se trata de la adaptación de una novela de Jack London, autor de la famosa Colmillo blanco, y cuenta la historia de cómo un perro criado en el seno de una familia acomodada se adapta al mundo salvaje cambiando varias veces de dueño.
Dirige Chris Sanders, quien ha trabajado en películas de animación tanto para Disney como para Dreamworks. Con Disney dirigió Lilo y Stitch, además de realizar otras funciones como guionista en otras producciones de la casa, y para Dreamworks ha dirigido Cómo entrenar a tu dragón y Los Croods.
Ambientada en Alaska durante la fiebre del oro en el siglo XIX, La llamada de lo salvaje es una película de aventuras de tono familiar en plena naturaleza, con escenas espectaculares, especialmente las del trineo, una fotografía impecable, paisajes nevados muy atractivos visualmente y caras conocidas entre el elenco, como Harrison Ford y Omar Sy.
En contra tiene un ritmo irregular, y la sensación de ser poco arriesgada, pues adopta un tono de fábula ya visto en otras películas de animales. En ese sentido no parece que aporte nada nuevo al género y es posible que le falte un poco más de intensidad dramática en algunas escenas. No obstante, es una película muy agradable de ver por todo lo descrito en el párrafo anterior, a lo que hay que añadir unos efecto visuales impecables en lo que se refiere a la recreación digital de los perros. Mezclan imágenes de perros reales y otras por ordenador, y la verdad es que el resultado es muy bueno. Destacable especialmente la escena nocturna bajo la aurora boreal.
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