En 2013, tras el estreno de Holmes & Watson: Madrid days, el oscarizado director José Luis Garci anunció su retirada del cine. Desde entonces ha publicado varios libros y ahora reaparece en las carteleras con El crack cero, precuela de una de sus mejores películas, El crack (1981), que había conocido ya una secuela en 1983 con El crack dos.
Sutileza, elegancia o nostalgia son algunas de las características propias del estilo cinematográfico de Garci que nuevamente vuelve a lucir en El crack cero, dando como resultado una película sensacional. Narrativamente muy fluida, con un excelente trabajo de dirección de actores y una soberbia fotografía en blanco y negro. Por otro lado, el guión nos ofrece unos diálogos chispeantes plagados de referencias culturales al cine, la música y la literatura, así como a la España del momento en que transcurre la trama.
La acción se desarrolla en noviembre de 1975, durante los días anteriores y posteriores a la muerte de Franco. Sin embargo, eso es el telón de fondo. Los personajes, como todo ciudadano medio, sigue con su vida, con sus problemas, a pesar de los grandes cambios que se puedan producir en las altas esferas.
Protagoniza Carlos Santos, ganador del Goya a mejor actor revelación por El hombre de las mil caras en 2016, que retoma el papel del detective Germán Areta y realmente hay que reconocer que está a la altura de Alfredo Landa, que había dejado el listón muy alto en las entregas anteriores. Le acompaña Miguel Ángel Silvestre en el papel de Moro, su ayudante, papel que encarnaba Miguel Rellán anteriormente. Patricia Vico, en la piel de una «femme fatale» al más puro estilo del cine negro de los años 40, Macarena Gómez, María Cantuel y Luisa Gavasa componen el elenco femenino principal. En papeles secundarios encontramos caras conocidas como Cayetana Guillén Cuervo, Luis Varela, Andoni Ferreño o Ramón Langa.
Como el propio Garci ha dicho, se trata de una película analógica. Tanto es así que ha prescindido de los ordenadores hasta para la reconstrucción histórica del Madrid de entonces, algo que sería lógico hacer a día de hoy. En vez de eso, en absoluta coherencia consigo mismo y su forma de hacer las cosas, los exteriores de Madrid en los años 70 los ha sacado de sus propias películas de la época, planos rodados entonces, y virados a blanco y negro para la ocasión.
El crack cero es en definitiva, un «thriller» de suspense al más puro estilo de los clásicos de Hollywood, pero a la española, o más concretamente, a lo Garci, es decir, una película contra corriente, elegante, nostálgica, entrañable, realizada por un cinéfilo empedernido y experimentado cineasta como es José Luis Garci, alguien que sabe mucho de cine.
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