Un hombre de mediana edad que ha cometido varios errores tanto en su vida profesional como en la personal, viaja a Arabia Saudí para presentar un sofisticado sistema de teleconferencia holográfica a un rey saudí, con la esperanza de relanzar así su carrera y poner en orden su vida. Es el argumento de Esperando al rey (A hologram for the king), basada en la novela Un holograma para el rey, de Dave Eggers, y dirigida por el alemán Tom Tykwer, artífice de títulos como Corre, Lola, corre, The International: dinero en la sombra, o El atlas de la nubes, codirigida esta última con los hermanos Wachowski.
Protagoniza Tom Hanks, que nos brinda una vez más una sentida y brillante interpretación entre la comedia y el drama. Cabe destacar también a la veterana Sarita Choudhury, en el rol de una médico saudí, actriz muy ligada al cine independiente, más reconocible para el gran público por su papel la saga de Los juegos del hambre. Finalmente se hace digno de mención igualmente el debutante Alexander Black, que interpreta al chófer del personaje de Tom Hanks, y protagoniza la mayoría de los diálogos cómicos del film.
Esperando al rey ha sido rodada en espléndidas localidades de Arabia Saudí y Marruecos, de forma que hace gala de unos planos generales del desierto que son una delicia para la vista. Asimismo el gran arenal, la vasta extensión de tierra yerma sobre la cual los árabes proyectan construir toda una ciudad, juega el papel de metáfora visual que refleja el interior del protagonista. El vacío desierto sobre el que comenzar a edificar algo nuevo, frente a esa necesidad vital del personaje de volver a empezar de cero, de tener una segunda oportunidad, de iniciar una nueva vida.
Además de este tema central del renacer de las cenizas, la película aporta pinceladas de otros temas muy interesantes para el debate. En las causas de la caída del protagonista subyace una crítica al proceso de deslocalización de las empresas de occidente cuando se llevaron a China las grandes fábricas. Como se trata de un encuentro intercultural, no falta tampoco la crítica subliminal a las injusticias de la sociedad árabe como las abismales diferencias entre clases sociales, la explotación de la mano de obra inmigrante, la pena de muerte o la falta de libertad de movimiento de la mujer.
Todos estos temas son muy interesantes y están latentes en el film, pero la forma de conjugarlos quizá no sea la más adecuada, de manera que a ratos puede crear en el espectador dudas sobre qué es lo que realmente nos quiere transmitir el director. Esta dispersión de intenciones repercute en distorsiones del ritmo narrativo, que lastra en cierto modo el resultado final de la película. Se ve con agrado, no se hace pesada, pero también es cierto que, durando poco más de hora y media, no se hace corta.
No obstante, aunque no sea redonda, Esperando al rey es una película muy recomendable por lo que cuenta, por los temas que toca, por sus bellos y luminosos exteriores, y por ver a Tom Hanks desplegando ese carisma y buen hacer al que nos tiene acostumbrados.
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