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lunes, 20 de junio de 2016

Psicoanalizando a Dory

Trece años han pasado desde el estreno del gran éxito submarino de Pixar, Buscando a Nemo. A nadie se le escapa el hecho de que el personaje que más huella dejó en el público, fue la entrañable Dory, un pez con problemas de pérdida de memoria a corto plazo. Uno de los personajes más ricos en matices que ha dado el cine de animación. Por ello no es de extrañar que tarde o temprano tuviera un spin-off, es decir, que siendo un personaje secundario en una película pasara a tener su propio film como protagonista. Por otra parte, el éxito de Buscando a Nemo, hacía presagiar que antes o después habría de tener una secuela, igual que la han tenido Cars o Toy Story. Pues bien el momento ha llegado y el equipo de Pixar, con muy buen criterio en mi opinión, nos brinda un dos en uno, es decir secuela y spin-off en una sola película: Buscando a Dory (Finding Dory).

Vuelve el trío formado por Nemo, Marlin y Dory, pero esta vez Dory es la protagonista. La acción se desarrolla un año después de la aventura de la primera película. Dory se ha quedado a vivir con Marlin y Nemo. Un día, tras un accidente, tiene un brote de memoria sobre su infancia, y decide seguir la pista para irse en busca de sus padres. Por supuesto, igual que ella ayudó anteriormente a Marlin a buscar a su vástago Nemo, ahora padre e hijo acompañarán y ayudarán a su amiga en una nueva aventura para encontrar a su familia.

La psicología del personaje de Dory da mucho juego, y los artífices del film han sabido sacarle todo el jugo, consiguiendo momentos muy cómicos, pero también otros muy emotivos. Y es que es increíble como saben en Pixar tocar la fibra sensible del espectador. La película juega en varias ocasiones con la fina línea que separa lo sentimental de lo ñoño, lo tierno de lo cursi. Arriesga mucho pero siempre sale bien parada. En ese sentido guarda un equilibrio magistral. Si ya en la primera película Dory se había ganado el cariño incondicional del público, en esta nueva entrega revalida el título y hace su huella aun más honda.

Si la primera vez la acción transcurría entre el océano y un acuario particular en Sidney, ahora el nuevo escenario es un instituto oceanográfico y sus alrededores en California. Aquí podemos encontrar una galería de nuevos personajes muy interesantes, entre los que destacan un pulpo escapista, un tiburón ballena hembra con problemas de vista y una beluga macho con dolores de cabeza, que descubre con gran regocijo su facultad de ecolocalización, esto es el sistema de sonar que utilizan algunos mamíferos, como los murciélagos o los delfines, por ejemplo, para orientarse o localizar a sus presas cuando van de caza.

Dirige la película Andrew Stanton, que también se ha hecho cargo del guión. Debutó en la dirección del largometraje con Bichos, junto a John Lassetter, y su siguiente proyecto fue Buscando a Nemo, codirigida con Lee Unkrich. Desde entonces ha dirigido dos películas de ciencia ficción en solitario: la sensacional película de animación Wall-E, y la malograda cinta de imagen real John Carter. En Buscando a Dory ha contado con la codirección de Angus McLane, que ha dirigido algunos cortos y debuta en la dirección del largo con esta película.

Y por supuesto hablando de un estreno de Pixar hay que mencionar el cortometraje que se proyecta antes de la película. Normalmente son cortos antiguos, pero esta vez es nuevo. Su título es Piper, y cuenta sin palabras el aprendizaje de un correlimos recién nacido para alimentarse en la orilla del mar. Sensacional. Supone el debut en la dirección de Alan Barrillaro, que ha trabajado para la compañía en el departamento de animación desde Bichos, estrenada en 1998. A la vista de este corto no sería de extrañar que pronto se pase al largo.

Salvo por alguna situación que puede chirriar por resultar algo irreal de más, Buscando a Dory es una película prácticamente redonda. Un canto a la familia y a la amistad con personajes muy bien perfilados y de gran calado emocional. Divertida, tierna, entrañable, así es Dory, y así es su película.

Muchas gracias a Sensacine por el preestreno de esta película, uno de los grandes títulos de este verano, y posiblemente del año.

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