Gracias a Sensacine por el preestreno de El destino de Júpiter. La verdad es que pasé un buen rato.
Cuando vi Avatar me pareció una idea original, en cuanto al universo de seres azules y tribales creado por James Cameron, pero que en su desarrollo había caído en crear escenas que recordaban demasiado a otras películas de distintos géneros, desde Bailando con Lobos, hasta Aliens: El regreso, resultando ser como un collage de otros films ya vistos. Algo parecido ocurre con el nuevo trabajo de los hermanos Wachowski: El destino de Júpiter (Jupiter Ascending).
Una chica llamada Júpiter, debido a la pasión de su padre por la astronomía, vive como Cenicienta limpiando inodoros con su peculiar familia sin saber que en realidad el destino le reserva una gran sorpresa más allá de las estrellas.
La película plantea temas interesantes en cuanto a la crítica de los poderes fácticos, los grandes magnates que dominan el mundo provocando guerras y derrocando o encumbrando presidentes a su antojo según sus estrategias mercantiles. Esto se plasma en el film llevando al extremo esta situación de manera que una dinastía de industriales galácticos dominan el universo en el cual la Tierra es un planeta muy subdesarrollado en el que se cultiva a los humanos como materia prima de su inmensa maquinaria. Una idea que nos remite a Matrix, el gran acierto de los Wachowski en su carrera cinematográfica, en la que las máquinas cultivaban a los humanos y los usaban como pilas para abastecerse de energía. En el caso que nos ocupa ahora en vez de estar gobernados y esclavizados por un inmenso ordenador lo estamos por una familia de magnates espaciales cuyo patrimonio está en manos de tres codiciosos hermanos que manejan el cotarro. El diseño y concepto social del planeta de estos individuos, recuerda en cierto modo al de Thor, y las incursiones de estos seres en la Tierra para pasar desapercibidos se resuelven como los Men in Black.
A nivel visual es muy potente, no han escatimado en gastos. Las escenas de acción a veces resultan algo aparatosas de más. Sin embargo quedan para la posteridad las imágenes protagonizadas por las botas surfeadoras del protagonista, unas botas con las que desafía la ley de la gravedad y se mueve por el aire como si llevara unos patines, dejando tras de sí una estela de luz. Un accesorio tan jugoso como lo fue en su momento el aeropatín de Marty McFly en Regreso al futuro II.
En cuanto a los actores se puede decir que cumplen con oficio su trabajo y se meten de forma convincente en los personajes que están escasamente perfilados. Nos encontramos con los rostros de Mila Kunis, Channing Tatum, que estrena al mismo tiempo Foxcatcher, Sean Bean y Eddie Redmayne, actualmente también en cartelera encarnando a Stephen Hawking en La teoría del todo.
En definitiva El destino de Júpiter parte de una idea interesante desarrollada pobremente en el guión y plasmada en la pantalla con un envoltorio tecnológico de última generación. Una película entretenida y visualmente atractiva que podía haber dado más de sí, pero con todas y con esas resulta agradable de ver.
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