El guionista iraní Hossein Amini debuta en la dirección de largometraje con Las dos caras de enero, adaptación a la pantalla de la novela homónima de Patricia Highsmith. La firma de Amini consta en los libretos de títulos recientes como Shanghai, Drive o Blancanieves y la leyenda del cazador.
En su debut tras las cámaras nos trae un thriller de línea clásica ambientado en el exotismo mediterráneo de Atenas, Creta y Estambul. Un matrimonio norteamericano de vacaciones en Grecia, con un oscuro secreto, y un avispado guía turístico de la capital griega, se ven mezclados en un turbio asunto.
La película goza de una elegante puesta en escena y un ritmo correcto que apenas decae y mantiene el interés durante todo el metraje. También suman puntos a favor una buena fotografía y una partitura musical adecuada a cargo del español Alberto Iglesias.
Sí se le puede achacar en contra que en determinados momentos requiera algo más de garra, que resulte inquietante, y no lo consigue.
No obstante estamos ante una película bastante sólida de aroma clásico, en la línea del cine negro de antaño con un trío de actores muy convincente y bien compenetrados entre sí: Vigo Mortenssen, Kirsten Dunst y Oscar Isaac, a quien vimos haciendo de Príncipe Juan en el Robin Hood de Ridley Scott.
Agradable de ver, elegante y entretenida, así se puede resumir Las dos caras de enero.
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