El aclamado actor Dustin Hoffman se pone tras las cámaras por primera vez con 74 años de edad y rueda El cuarteto, una deliciosa comedia sobre la amistad, la fama, la vejez y la música. Una residencia británica para músicos y cantantes retirados prepara su gala benéfica anual, que en esta ocasión tiene un grado de importancia mayor que en años anteriores debido a que la entidad pasa por momentos difíciles económicamente y podrían pederla en seis meses. En esta encrucijada llega como nueva inquilina una gran diva de la ópera, que en el pasado había formado un cuarteto con otros tres residentes de dicha institución.
Ronald Harwood firma el guión, basado en su propia obra teatral homónima, con un trazado de personajes fantástico, cada cual bien diferenciado con su carácter, sus manías, sus alifafes, su pasado… Hoffman traslada este libreto a la pantalla dirigiendo con pulso firme a un excelente elenco de actores formado por Maggie Smith, Billy Connolly, Pauline Collins, Tom Courtenaway y Michael Gambon. Al excelente trabajo actoral hay que añadir un oportuno uso de la música con piezas clásicas muy bien seleccionadas, así como una luminosa fotografía de John Borman que ya había trabajado con Dustin Hoffman en Nunca es tarde para enamorarse, de Joel Hopkins.
Quien quiera ir al cine a pasar un buen rato y salir de la sala con buen cuerpo y una sonrisa en los labios, que vaya a ver El cuarteto, un canto al arte, la ilusión y la vida, de la mano de un grupo de artistas jubilados que pese a sus achaques rebosan entusiasmo y ganas de vivir. Una pequeña joya cinematográfica positiva, alegre y vitalista.
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