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martes, 20 de enero de 2009

Redención extrema


Un hombre que vive consumido por un insoportable sentimiento de culpa, decide acabar con su vida no sin antes ayudar a siete personas anónimas para redimirse de su falta. Este es el argumento de Siete almas (Seven pounds, Gabrielle Muccino, 2008) cuyo director vuelve a dirigir a Will Smith tras la exitosa En busca de la felicidad (The Pursuit of happyness, 2006).

Siete almas es un potente drama, con tratamiento visual de cámara en mano y fotografía entre realista e hiperrealista para lograr un efecto de ser obra testimonial de su tiempo y ahondar en dramas humanos de la sociedad actual, similar a otras películas como Crash (Paul Haggis, 2004) o Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000), pero con la diferencia de que en este caso no se trata de historias paralelas que se acaban entrecruzando sino que todas las historias son provocadas e hiladas por la acción del protagonista. Es difícil hablar de todo el contenido de la película sin contar cosas importantes. Durante el film se van viendo una serie de situaciones con cierta tensión dramática y el aliciente de descubrir la explicación a muchas cosas que no se desvelan de buenas a primeras. Sin embargo el tercio final de la película es una explosión emocional impresionante. Se aconseja que quien tenga tendencia a llorar en el cine vaya a verla con una buena provisión de pañuelos.

Will Smith demuestra una vez más que es un gran actor dramático, está omnipresente en toda la película y en todo momento está a la altura de las circunstancias, llevando el peso del protagonismo con gran soltura. Sin embargo me ha sorprendido muy gratamente la gran presencia en pantalla de Rosario Dawson, vista en Sin City (Robert Rodríguez, 2005) o Death Proof (Quentin Tarantino, 2007). No sólo tiene presencia sino que además transmite mucho con la mirada. Tiene un par de momentos en la película, que no debo desvelar aquí, que son emoción en estado puro. Los demás actores cumplen correctamente sin más, incluído Woody Harrelson.

El tema de la redención en esta película se lleva a lo más extremo ya que lo habitual es que alguien que se siente culpable por algo viva continuamente atormentado y en un momento de la vida se encuentra con una situación en la que una decisión valiente, o un sacrificio por alguien, le ayuda a redimirse. La cuestión es que en el caso de Siete almas el protagonista busca, decide y planifica su propia redención. Esta forma de plantear las cosas, que va un poco contra natura, hace que el punto de partida e incluso algunas situaciones al principio de la película, mientras no están todas las cartas sobre el tapete, puedan resultar algo artificiosas e incluso forzadas. Sin embargo la fuerte carga emocional del desenlace da sentido a toda la película y hace que uno salga del cine con la sensación de haber visto algo muy emotivo y más real de lo que parecía en un principio. La propia película al final se redime de su inicio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en la calidad de Smith como actor. Quizás le pesan -aún- ciertos tópicos. La pega que le pondria es que al estar -normalmente- dentro de la gran industria me parece que no se arriesga.
Pero también es posible que en este caso me pueda equivocar.
Saludos.

Ramón Ramos dijo...

Tomas
creo que son pocos los que con determinado status arriesgan. Pero lo que sí es verdad es que hace tiempo que Will Smith quiere demostrar que sirve para algo más que para ser cómico y lo está consiguiendo.

Saludos,