Anjelina Jolie encarna de forma insuperable a la gran cantante. La música de la película, casi todo temas operísticos muy conocidos, junto con una cuidada fotografía en tonos cálidos, consigue crear unas imágenes casi hipnóticas llenas de poesía. Todo ello son buenos ingredientes para que la película sea memorable, pero en cambio, no lo es. No le salió redonda al director debido a la narrativa. El esquema de reconstrucción de una vida es bastante recurrente, pero en este caso no está bien llevada, porque resulta algo deslavazada. Nos va llevando a momentos determinados de la vida de la artista, pero no siempre queda clara la continuidad o la coherencia que tienen unas partes con otras. Es como si fuera una colección de retales en forma de escenas de películas, y unas están más conseguidas que otras, lo cual hace que el espectador esté entrando y saliendo de la película a lo largo del metraje, o al menos, es la sensación que a mí me ha producido.
Por lo tanto, María Callas nos deja varias imágenes poéticas y elegantes en la retina con una sublime Anjelina Jolie, y nos deleita los oídos con la ópera, aunque el visionado no resulta fluido debido a los fallos narrativos, pero aun así, vale la pena verla.

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