Gracias a Sensacine por la invitación al preestreno de Jackie.
Natalie Portman está nominada al Oscar a mejor actriz por tercera vez. La primera fue por Closer, luego llegaría Cisne negro, con la que ganaría la ansiada estatuilla, y este año tiene la opción de volver a llevárselo por Jackie, un dramático y psicológico retrato de Jaqueline Kennedy, una de las más emblemáticas primeras damas de Estados Unidos. A través de la entrevista que concede a un periodista, una semana después del magnicidio de JFK, la película nos muestra el dolor de una mujer que vivía en una especie de cuento de hadas, que se hizo añicos súbitamente, en tan solo lo que dura un disparo.
No es que fuese un matrimonio perfecto ni todo resultase color de rosa, pero sí es cierto que, como residentes de la Casa Blanca, transmitían una imagen de glamour, idealismo y aire fresco que en la película se ensalza, casi rayando en la hagiografía, sirviendo así como contrapunto para acentuar la tragedia que supone perder tanto a un ser querido como todo ese universo particular, ese modo de vida, de una manera tan drástica y desgarradora. El film nos adentra con esto en la psicología del personaje, así como con las escenas en las que ella dialoga con un sacerdote buscando consuelo espiritual. El cura está interpretado por el recientemente fallecido John Hurt. Las conversaciones entre su personaje y Jackie, sobre cómo superar la tragedia y seguir adelante, resultan muy estimulantes.
En la producción encontramos a Darren Aronofsky, que dirigió a Natalie Portman en Cisne negro. De la dirección se ha encargado esta vez el chileno Pablo Larraín, que dirige con pulso firme este relato sobre un momento clave de la historia de Estados Unidos. Goza de una buena puesta en escena, una cuidada ambientación y una composición musical a cargo de Mica Levi, también nominada al Oscar. Sus acordes subrayan el desgarramiento del alma que está sufriendo la viuda, aunque el uso que hace el director de estas piezas musicales en la película no siempre es el más adecuado. En algunas escenas parece que chirría un poco la música empleada con las imágenes, pero globalmente es una acertada partitura que ayuda a envolver al espectador en el estado anímico de la protagonista.
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