Tras éxito de Creed, las nuevas andanzas del legendario Rocky Balboa como entrenador del hijo de Apollo Creed, llega ahora a las pantallas Creed II, que como su propio título indica, es la secuela de aquella, pero no solo eso, sino que además es secuela de Rocky IV. Han pasado más de treinta años desde que Apollo murió en el ring a manos del ruso Ivan Drago y este fue derrotado después por Balboa en suelo ruso. Drago tiene ahora un hijo, Viktor, al que entrena para ser una bestia en el ring como lo fue él en su día. Por otro lado, Adonis Creed se proclama campeón del mundo de los pesos pesados. El nuevo encuentro entre los Creed y Drago de nueva generación se hace inevitable, así como el reencuentro entre Ivan y Rocky, esta vez como entrenadores.
Tras colaborar juntos en la reciente saga de Los mercenarios, Sylvester Stallone y Dolph Lundgren retoman sus personajes de Rocky IV, y ciertamente, la continuación de esta película pesa más en la trama de Creed II que la propia Creed. Steven Caple Jr toma el relevo en la dirección a Ryan Coogler, que se mantiene en tareas de producción, y consigue mantener el tono, la frescura y el ritmo de su predecesora.
Por lo demás, conserva la esencia de la saga en cuanto al perfil de los personajes. Tienen conflictos y relaciones entre ellos muy familiares, muy cercanas a la gente normal, de ahí el éxito de la saga. Todas las entregas giran en torno al mundo del boxeo, pero ese no es el tema de las películas, sino que sirve como vehículo para contarnos historias de superación personal, de dilemas personales, de conflictos a los que cualquiera puede enfrentarse en un momento dado y que por tanto son extrapolables a otras vidas fuera del mundo pugilístico. Ahí ha residido siempre la clave del éxito de la saga y Creed II se mantiene en la misma línea.
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