Hace treinta años que el otoño estuvo marcado por la llegada de un nuevo héroe de acción a la gran pantalla: John McClane. El 30 de septiembre de 1988 llegaba a España Jungla de cristal (Die hard), una película de acción cuyo título en castellano resultaba más estimulante que el original, aunque esto fue un problema para las secuelas.
La trama se desarrollaba en un edificio, propiedad de una multinacional japonesa, en la ciudad de Los Angeles. Durante la fiesta de Navidad de la empresa, un grupo terrorista interrumpe en la celebración con la intención de asaltar la cámara acorazada del edificio, pero un invitado inesperado, un policía de Nueva York llamado John McClane, les hará frente recorriendo el rascacielos de arriba a bajo entre balas y cristales lloviéndole por todas partes.
Por ello, el título de Jungla de cristal le viene al pelo a la película. Sin embargo, el éxito fue tal, que ha dado lugar a cuatro secuelas, formando con el paso del tiempo una saga de cinco entregas, por ahora. Claro, al trasladar de escenario la trama, el título de «La jungla» se hacía algo confuso, especialmente con la segunda parte, La jungla 2: alerta roja, que a más de uno le hacía pensar en un filme de Tarzán en vez de un «thriller» ambientado en un aeropuerto, como era el caso.
La traducción literal de Die hard vendría siendo algo así como «Duro de matar», un título perfectamente intercambiable con muchas de las películas de este género que inundaban la cartelera de la época. Recordemos que los filmes de Stallone y Schwarzenegger copaban los primeros puestos de la taquilla por aquel entonces. Los músculos, la adrenalina y el reparto de estopa estaban de moda, y Sylvester y Arnold compartían el beneplácito del público, ya que a ambos daba gusto verlos disparando y dando leña a diestro y siniestro.
Entonces, llegó el tercero en discordia: Bruce Willis. Con menos músculo y más desparpajo, el actor conocido por la serie de televisión Luz de luna y la comedia Cita a ciegas, se metía en la piel del policía todoterreno John McClane y su vida cambió por completo. La película lo convirtió en megaestrella de acción y uno de los actores más cotizados de Hollywood.
Pero Bruce no fue el único que hizo despegar su carrera con esta película. El británico Alan Rickman, más recordado actualmente por su papel de profesor en el colegio de Harry Potter, se metió en la piel de Hans Gruber, el líder del grupo que secuestra el edificio, componiendo uno de los villanos más sólidos del momento, un malo antológico. Y eso que este era su debut en la gran pantalla. Se forjó en el teatro británico y comenzó a ponerse ante las cámaras en series de televisión y «TV movies».
Jungla de cristal era la adaptación de una novela de Roderick Thorpe y no solo fue un gran éxito de taquilla, sino que ha dejado como legado un héroe y un villano antológicos para la historia del cine y además, creó escuela, marcó tendencia. El hecho de ser una película de acción concentrada en un espacio reducido, como es un edificio, dio pie a una fórmula para nuevas películas de su género. A pesar de que algunos críticos de la época no la trataron del todo bien, la usaban como referencia para definir brevemente otros filmes de acción: una jungla de cristal en un autobús (Speed), en un polideportivo (Muerte súbita), en un avión (Pasajero 57), etc.
2 comentarios:
Uno de los clasicos que lideran mi lista de favoritos... Que tiempos aquellos donde los efectos especiales eran inexistentes y la acción era la prioridad...
Los efectos eran más físicos, sin ordenador. Explosiones, disparos...
Gracias por tu comentario, The Good Doctor.
Saludos,
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