Estamos viendo en los medios que se celebra el 25º aniversario de un momento crucial en la historia de España. Este país ofrecía al mundo, en 1992, una imagen nueva, más moderna, acogiendo la celebración de dos grandes eventos internacionales: la Expo en Sevilla y las olimpiadas en Barcelona. Con este motivo llegaba el AVE a la red ferroviaria. El ya mítico encendido de la llama olímpica disparando un arco, el dúo musical de Montserrat Caballé y Freddie Mercury cantando Barcelona, son imágenes que permanecen en nuestra memoria como iconos de aquel año mágico para España.
En aquel verano de 1992, mientras casi todo el mundo quería aprovechar sus vacaciones para asistir a uno u otro evento, o ambos en algunos casos, la industria del séptimo Arte continuaba su normal funcionamiento y los estrenos estivales seguían llenando la cartelera. Viendo lo que se estrenó en aquel verano, y la repercusión que algunos títulos han tenido, se puede ver que las grandes protagonistas fueron las femme fatale, o sea, las mujeres fatales, o las chicas malas. Echemos un vistazo a estos tres títulos, estrenados cada uno en un mes veraniego.
Junio: en la avanzadilla del verano llegaba uno de los filmes más esperados: Batman vuelve. Tras la apoteósica batmanía desatada en 1989 con el estreno de Batman, la secuela dirigida nuevamente por Tim Burton, llegaba con gran expectación. A pesar de contar con un estupendo Danny de Vito, irreconocible en su caracterización como el macabro Pingüino, quien realmente triunfó en esta película fue Michelle Pfeiffer encarnando a la ambigua Catwoman. Era ya, no obstante, una estrella reconocida, tras éxitos como Lady Halcón, Las amistades peligrosas, o Frankie y Johnny. Posteriormente, otras actrices encarnaron este personaje: Halle Berry en Catwoman, como protagonista absoluta, y Anne Hathaway en La leyenda renace, la tercera entrega de la trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan. Sin embargo, ninguna de las dos tuvieron una repercusión equiparable a la de Michelle Pfeiffer manejando el látigo en el filme de Burton, enfundada en su ceñido y remendado traje negro acharolado.
Julio: el entonces reciente éxito de El silencio de los corderos, puso de moda los thrillers de psicópatas. Uno de los estrenos de julio de 1992 fue La mano que mece la cuna, en la que Rebecca de Mornay dejó una profunda huella interpretando a una niñera psicópata. La actriz, que se había revelado en Risky Business junto a Tom Cruise, no había tenido hasta entonces el despegue como estrella que sí tuvo Cruise durante los años 80. Sin embargo, tras La mano que mece la cuna, apareció como estrella en Los tres mosqueteros, encarnando a Milady de Winter, y en otros thrillers como El abogado del diablo o Nunca hables con extraños.
Agosto: y llegó a bomba del verano. Un éxito controvertido como pocos, y una femme fatale icónica en la historia del cine: Instinto básico. La ambigua asesina del picahielos consagró como estrella a Sharon Stone, tras varios intentos en películas de gran éxito comercial, como Por encima de la ley o Desafío total, en las que quedaba eclipsada por sus partenaires masculinos. Tras el éxito arrollador de Instinto básico, Stone comenzó a encabezar carteles de estrenos comerciales como Sliver, Rápida y mortal, El especialista o Casino. En 2006 se estrenó una tardía secuela de Instinto básico, en la que Stone se reencontraba con el personaje que le dio la fama, pero apenas tuvo éxito. Por cierto, también formó parte del reparto de Catwoman junto a Halle Berry, en el papel de una ejecutiva de la industria cosmética.
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