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sábado, 26 de abril de 2014

El Diluvio Universal

Mucha controversia ha generado Noé, la nueva película de Darren Aronofsky, una muy personal visión sobre el libro del Génesis, concretamente del pasaje del Diluvio Universal. Teniendo en cuenta que bebe tanto de la tradición judía como de la cristiana, que se ha permitido, como él dice, algunas licencias artísticas ya que la película dura más de dos horas y el relato en la Biblia ocupa cuatro páginas, y además se le dan unas pinceladas de ideología ecologista y New Age, pues el resultado es un cóctel que a muchos les puede parecer interesante y a otros les puede rechinar de un modo u otro.

A mí personalmente me ha encantado, aunque reconozco que al principio le cuesta coger el pulso narrativo adecuado. El ritmo se hace bastante irregular en el primer tramo del film, pero en cuanto arranca de verdad es algo impresionante, tanto en el apartado técnico como en la intensidad dramática de los personajes y la correcta interpretación de los actores. Concretamente las actrices Emma Watson y Jennifer Connelly tienen secuencias muy intensas en las que están excepcionales. Por otra parte el protagonista, Russell Crowe, compone un Noé muy sólido, muy físico, rudo y tosco, acorde con el tono global del film. Anthony Hopkins cumple con su función figura mítica en pantalla interpretando a Matusalén. Completa el reparto Ray Winston encarnado a Tubal-Cain, un personaje bíblico, aunque no del pasaje del Diluvio, utilizado en la película como el antagonista de Noé, y por tanto el villano de la función. De los actores jóvenes en los roles de los hijos de Noé, cabe destacar a Logan Lerman, al que vimos como D'Artagnan en la versión de Los tres mosqueteros de Paul W.S. Anderson.

En general la película tiene una ambientación muy primitiva y salvaje, en un paisaje definido por extensos y desoladores páramos, con una estética cercana a Waterworld y Mad Max. Acompaña una potente partitura musical de Clint Mansell, que ya había trabajado con Aronofsky en sus anteriores películas películas como director, desde Pi, fe en el caos hasta Cisne negro.

El hecho de en las Escrituras no haya referencia a lo que ocurre dentro del Arca durante el Diluvio, da pie a que guionistas y director desarrollen una trama de intenso drama familiar y una evolución del personaje de Noé que le lleva a pasar por un dilema existencialista muy extremo que, en mi opinión, se antoja interesante.

En definitiva este Noé es un espectáculo épico de trasfondo existencialista que supone, al igual que La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, un acercamiento del cine bíblico a las tendencias cinematográficas de gran público del siglo XXI, y por tanto a las nuevas generaciones, con una factura técnica impecable, una ambientación que no deja indiferente a nadie, y un alto nivel de intensidad dramática.


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