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lunes, 9 de noviembre de 2009
24 quilates
Muchas veces se oye la expresión "es cine en estado puro" cuando una película es muy buena o cuando recuerda a cierta forma de hacer cine en otros tiempos. Por otra parte se dice con frecuencia que el cine de hoy no es como el de antes y cada vez es peor, por su parecido con otros productos audiovisuales como la televisión o los videojuegos. ¿Cómo definir la pureza del cine? Desde luego se puede enfocar desde muchos puntos de vista. Expondré a continuación un enfoque desde la perspectiva del lenguaje audiovisual.
Está claro que el cine fue la primera industria en crear productos audiovisuales, y quien da primero da dos veces, así que vaya bien o mal es innegable que siempre va a ser la madre de todos. Más tarde apareció la televisión, con un lenguaje propio en cuanto a duración de programa, ritmo narrativo e incluso tipo de planos a utilizar. Es obvio que en un principio la base fue el cine, pues era la única referencia existente, pero pronto desarrolló nuevas formas de comunicación por la aparición de géneros puramente televisivos, como los concursos, los programas de variedades o el periodismo audiovisual, siendo la ficción hecha para la pequeña pantalla lo más parecido al Séptimo Arte. Hoy en día existen también industrias de videoclips musicales, spots publicitarios y videojuegos que beben de la fuente del cine pero al mismo tiempo también las películas adoptan recursos e imitan o buscan fuentes de inspiración en la televisión, los videoclips, los anuncios y los videojuegos. Existe una simbiosis entre los medios de forma que se hacen series de TV, juegos, vídeos y publicidad basados en películas, pero al mismo tiempo también se crean productos para la gran pantalla basados en originales de los otros medios. Y no sólo ideas o argumentos sino también recursos visuales, como el montaje frenético de los videoclips, la iluminación publicitaria o el realismo de la cámara en mano propia de los reportajes periodísticos.
En las aleaciones de oro se establece la pureza en quilates. Se define un quilate como la veinticuatroava parte en peso de oro puro que contiene dicha mezcla. Si extrapolamos esta idea al lenguaje audiovisual podríamos decir que una película es cine puro en función de los recursos audiovisuales empleados, si pertenecen al cine o a otro medio. A partir de los años 60 directores formados en la televisión, como Sydney Pollack o el gran Steven Spielberg en los 70, empezaron a hacer cine y por tanto comenzó ya a haber influencias de la televisión en las películas. De hecho el gran éxito de Spielberg El diablo sobre ruedas (Duel, 1971) fue un telefilm que llegó a estrenarse en pantalla grande. También en los 70 Ridley Scott introdujo la estética publicitaria en el cine, y ya en los 90 de la cantera de los videoclips han salido gente como Michael Bay que han aportado el montaje frenético de varios planos por segundo.
Por tanto se puede concluir que el cine puro desde el punto de vista del lenguaje cinematográfico es aquel que no ha tenido influencia de otros medios, y que sus directores han cultivado sin pasar antes por la cantera de otros productos audiovisuales. Así pues se podría afirmar que lo puramente cinematográfico es aquello que se ha producido en los primeros 50 años de historia del Séptimo Arte, antes de que apareciera la televisión, cuando el único producto audiovisual era el cine. Son por tanto películas de 24 quilates aquellas que van desde los inicios del cine hasta los años 50, es decir lo que habitualmente llamamos clásicos.
No obstante esto no es ningún estudio en profundidad, sino simplemente una reflexión de alguien que lleva toda la vida interesado, preocupado e ilusionado por el cine.
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2 comentarios:
Yo procuro ver cine en estado puro a aquel que me hace sentir, que me hace vivir emociones y pasarlo realmente bien. Eso es para mi cine en estado puro, más allá de aspectos formales. Estupendo post, amigo. Un saludo.
Sesión Golfa
otro punto de vista muy interesante el de las sensaciones transmitidas.
Saludos,
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