La semana pasada se anunciaba a bombo y platillo el estreno del trailer de la última aventura de Indiana Jones. No es la primera vez que ocurre algo así, ya con los trailer de la nueva trilogía de Star Wars había gente que pagaba una entrada de cine sólo para ver el trailer y luego se marchaba. A veces los trailer son mejores que la película, otras veces ofrecen tanta información que casi se pierde el interés por la película en sí, en otras ocasiones pasan desapercibidos, en fin que ocurre como con los largometrajes que anuncian.
Recuerdo un trailer que me fascinó en su momento, cada vez que iba al cine esperaba que me lo pusieran, ya que se empezó a ver varios meses antes de que se estrenara la película, y fue el de Máximo riesgo (Cliffhanger, Renny Harlin 1993). Era un montaje de escenas espectaculares de un paisaje nevado con Stallone saltando entre montañas, y sin sonido, sólo con música, concretamente con la pieza Dies irae, perteneciente al Requiem de Mozart. Esa fusión de imágenes con música resultaba totalmente fascinante, tanto que cuando vi la película eché en falta que no sonara el Requiem ni una sola vez en todo metraje. La música le confería un tono épico a las imágenes que luego no se percibía en el resultado final de la película, aunque a mí el film me gustó un montón, una película de aventuras y acción en la nieve muy entretenida.
Una forma diferente de promocionar una película era la que tenía Alfred Hitchcock; en vez de mostrar un resumen de la película salía él mismo en pantalla dirigiéndose a los espectadores para contarles de qué trata su próxima película y pidiéndoles que vayan a verla. Un caso muy curioso es el de su película La soga (Rope, 1948). Esta película comienza con un asesinato; dos estudiantes perpetran el crimen perfecto matando a un amigo y luego dan una fiesta con la novia de éste y su familia, como si nada hubiera pasado. La película transcurre íntegramente en el apartamento de los protagonistas y sin embargo el trailer de la película lo que muestra es el último encuentro que la víctima había tenido con su novia en un parque esa misma tarde, es decir que el trailer eran las imágenes de una situación sobre la que los personajes hablan durante la película pero que no salen en ningún momento. Además ocurre que el protagonista del trailer sólo sale en el plano inicial de la película cuando muere a mano de sus verdugos. Magistral.
5 comentarios:
En cuanto he leído tu entrada he ido a Youtube a buscar el trailer de "La Soga", y mi reacción ha sido la siguiente:
Primero, me he quedado sorprendida al ver algo que no me cuadraba con la película: una pareja hablando en un banco del parque. ¡Un exterior!
Segundo, me he quedado perpleja al ver por primera vez la cara de la víctima. El gran misterio de esta película, que era si el cadaver que los dos asesinos meten en un arcón al inicio era un maniquí o no, por fin ha sido desvelado. ¡Tras décadas, al final le he podido ver la cara!
Tercero, asombrada por ver a Stewart presentando la película. "Lo que sucedió cambió mi vida y la de más gente...". Y así fue. De hecho tiene menos canas que en el film. XD. Pasar por lo que él pasa en esa película debe ser peor que lo que pasó la madre de la niña de Poltegeist, a la que sólo se le encanecieron las sienes.
Cuarto, indignada porque cuenta el final de la película. Quién viera el trailer sabría, a los cinco minutos, que Stewart abriría ese arcón. A la media hora, que nada sucedería fuera de la habitación (es decir, que no habría persecuciones ni nada parecido hasta llegar a ese final), que a pesar del disparo que cierra el trailer, a Stweart no le pasaría nada, porque entonces no saldría contándolo, y que los dos criminales acabarían por derrumbarse. Tras haber visto la cara con la que aparece en el trailer, el personaje que interpreta John Dall pierde mucho. Tan seguro que se le ve durante todo el desarrollo de la trama, pero con esa expresión al final sabes que le van a pillar.
No me extraña que Kubrick le escogiera para interpretar el papel de general romano que, por su imprudencia y confianza, es cogido en una emboscada por los esclavos rebeldes.
Se han convertido en una parte fundamental del marketing. Dedican verdaderas fortunas para los trailers, y se llegan a estrenar como preestrenos en las salas de cine. Saludos.
A mí me encantan los trailers, sobre todo porque muchos avivan mi interés por una película o todo lo contrario, me hacen ver que no tendría que perder el tiempo viéndola.
Pero no sé qué ha pasado, las últimas 3 veces que he ido al cine, después de los anuncios (la gran pantalla cada vez se parece más a la televisión) han empezado las películas directamente, sin trailers.
Ahora mismo voy a ver el trailer de Indiana Jones, espero que... como la mayoría de los trailers, me muestre tanto de la película que pueda hacerme una clara idea de su contenido.
Pero eso sí, repito que me encantan los trailers. Un saludo,
Aida.
Hay muchos trailers que son frncamente mejores que las películas. (por ejemplo, la mayoría de Bond). Otros, que visto el tráiler, ya has visto la peli, y te ahorras los 6 euros (por ejemplo, las de catástrofes o de acción). Y en fin, hay trailers que siempre quedarán grabados en nuestra memoria, como El señor de los anillos, Magnolia o Tiburón, auténticas obras maestras.
Hablando de trailers, el otro día fui a ver la última película de Tim Burton. Como es costumbre, antes de ver a Johnny Depp haciendo gorgoritos nos pusieron los avances de próximos estrenos. Tras el de una película de suspense en la que parece ser dos jóvenes psicópatas secuestran a una familia y la someten a un juego mortal, se nos ofreció el de una película española.
Hace siglos que no veo una película española. Aparte de lo que me indigna el costear con mis impuestos lo que debería ser una industria privada, no me gusta su politización y chabacanería. Después de ver ese trailer sé que me moriré sin ver ninguna.
Ni recuerdo el título. Sólo sé que iba de relaciones entre homosexuales. Bueno, eso tampoco es que sea una pista muy buena. Recuerdo que salía Javier Cámara. El caso es que, a imitación de los trailers que hacen los americanos de sus películas de acción, éste consistía en una serie de escenas de la película, cada una de apenas segundos de duración. Pues creo que no había ni una -y fueron docenas-, ni una en la que no apareciera una referencia al sexo en plan vulgar y zafio. Cuando no era un anciano contando a un grupo de niños el chiste del gay al que echan de su empleo en el banco de esperma por "beber en el trabajo", eran dos hablando de a ver cuándo el protagonista "salía del armario", y cuando no aparecía Cámara desnudo sorprendiendo a otro hombre en la ducha o besándose con él. Y no cuento lo más gordo. La única escena tolerable era una en la que Javier Cámara decía que a ver cuándo le compraban una camiseta de su talla que con la que llevaba parecía Naranjito. Puro Groucho.
Creí que regurgitaba las palomitas.
Afortunadamente, el siguiente trailer fue el del inminente estreno de "The Dark Knight". Espectacular. Estoy deseando verla.
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