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martes, 20 de julio de 2021

Tenet, doble entropía, doble lectura

 


A finales de los 70, el joven Spielberg que había deslumbrado con Tiburón y Encuentros en la 3ª fase, quería dirigir una película de 007, pero sus productores no lo vieron claro. Su amigo George Lucas le dijo: «Tengo algo mejor», y de esa colaboración salió En busca del arca perdida. Lo demás, es historia.

Con Christopher Nolan en pleno siglo XXI ha pasado algo parecido. Su película clave fue La espía que me amó, que la vio de niño, y ha mostrado su interés en hacer una  película de 007 en algún momento de su carrera. Se rumoreó que podría tomar el relevo de Sam Mendes en la saga dirigiendo Sin tiempo para morir, pendiente de estreno desde el año pasado debido a la pandemia del COVID, pero el propio Nolan ha dicho que este no era el momento de hacerla, aunque no lo descartaba para un futuro.

La cuestión es que de momento ha preferido hacer su propia versión del mundo de los espías sofisticados con Tenet, que sí estrenó en 2020 a pesar de la pandemia, tal como tenía previsto. Está protagonizada por John David Washington, conocido por Infiltrado en el KKKlan, acompañado por Robert Pattinson y Elisabeth Debicki. El villano es encarnado por Kenneth Branagh, que se mete en la piel de un magnate perturbado que quiere destruir el mundo fabricando objetos cuya entropía está invertida, lo cual provoca que su evolución en el tiempo vaya a la inversa de lo normal. Es un tema bastante complicado que Nolan parece que se ha currado mucho en el guion, aunque para el espectador medio, resulta algo confuso el resultado en pantalla.

La película puede tener dos lecturas: una es tratando de entender en intríngulis técnico que maneja con el tema de la entropía invertida, y creo que en ese sentido cuesta seguir la trama por resultar algo confusa. Sin embargo, el esquema argumental es el clásico de una película de 007: un agente secreto siguiendo la pista de un villano megalómano que quiere acabar con el mundo con una tecnología muy avanzada y por medio hay una chica, obviamente. Si la vemos bajo este prisma y nos olvidamos de querer entender la lógica de la entropía inversa, tomando este tema como un mero «macguffin», es una película de espías espectacular, que se puede seguir sin problemas, y que con la excusa de mezclar elementos que van hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, consigue un aspecto visual impresionante, muy característico. No en vano ha recibido el Óscar a mejores efectos visuales, muy merecido.

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