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domingo, 29 de enero de 2017

Secuelas tardías, ¿una buena idea?

Hace poco se publicaba el primer teaser de Blade Runner 2049, cuyo estreno está previsto para octubre de este año. Se trata de la secuela del clásico de Ridley Scott estrenado en 1982, es decir, treinta y cinco años después. No es una novedad que sigan llegando secuelas de éxitos de los años 70 y 80, aunque en la mayoría de los casos son nuevas secuelas de lo que se ha convertido a lo largo del tiempo en una saga. Títulos como Star Wars, Terminator, Alien o Rocky, se han consolidado como franquicias cinematográficas a base de estrenar nuevas entregas cada cierto tiempo durante las últimas décadas.

Sin embargo, hay películas que tras permanecer más de veinte años en solitario acaban teniendo una secuela en pleno siglo XXI. Estos son algunos ejemplos:

1. Independence day: Contraataque (2016) frente a Independence Day (1996). Veinte años de diferencia. ¿Era necesaria esta secuela? Pues para lo que hicieron realmente se la podrían haber ahorrado. La nueva entrega no aporta nada de calado a la historia original. Los personajes nuevos no brillan, y a los de la primera parte se les ha quitado el brillo que tenían entonces. Efectos especiales actualizados a las nuevas tecnologías y poco más. Es entretenida porque se pasa en un suspiro, pero del mismo modo se olvida rápidamente. La original, para bien o para mal, dejaba huella en el espectador, pero la nueva no deja poso.

2. Wall Street: el dinero nunca duerme (2010) frente a Wall Street (1987). Veintitrés años de diferencia. El tiburón financiero Gordon Geko, interpretado por Michael Douglas, sale de la cárcel y vuelve a hacer de las suyas en el panorama financiero de la reciente crisis económica. La secuela tiene el interés de retratar esta situación de caos económico mundial, al igual que otros títulos como Margin call, La gran apuesta o The company men. En ese sentido, se trata de una película que funciona por sí misma en el contexto actual, independientemente del film original. Lo que la convierte en secuela es el hecho de articular la historia alrededor del personaje protagonista de su predecesora. Está bien pero no ha tenido la repercusión que tuvo en su momento la primera entrega.

3. Tron Legacy (2010) frente a Tron (1982). Veintiocho años de diferencia. Una película sobre lo que ocurre dentro de un ordenador es lógico que, con todo lo que ha avanzado la informática y su relevancia en el mundo del cine hoy en día, tuviera en la actualidad un lavado de cara, una puesta al día en el aspecto gráfico. Y desde luego lo han conseguido, ya que visualmente es poderosa y muy atractiva. Sin embargo, conceptualmente es mucho más redonda la original. Quizá hubiese sido mejor hacer un remake en vez de una secuela, pero el hecho es que ahí está, funciona en cuanto a poderío visual se refiere y toca la fibra nostálgica del espectador. Pero los conceptos informáticos que maneja son mucho más sólidos los de 1982.

Cuando oí hablar del proyecto de Blade Runner 2049 me eché a temblar. No lo consideraba necesario. Sin embargo, al ver el teaser me ha parecido que es sugerente y prometedor. Haciendo un análisis de los precedentes que hay de secuelas tardías, la verdad, no sé qué pensar o qué esperar de esta película. Supongo que saldrán otros tráileres en los próximos meses hasta que llegue su estreno. Veremos cómo pinta la cosa.

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