Ridley Scott se encuentra actualmente rodando la secuela de su clásico de ciencia ficción Blade Runner, película paradigmática sobre los dilemas que entraña la inteligencia artificial en cuanto a si la vida sintética puede tener o no sentimientos. El título de la novela de Philip K. Dick en la que se basa el film es bastante explicativo: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Muchas películas sobre este tema se han hecho desde entonces, tanto desde un punto de vista más filosófico, con títulos como A.I. Inteligencia Artificial o la reciente Ex-Machina, como desde la perspectiva del mero entretenimiento de acción, con ejemplos tales como la saga Terminator, Soldado Universal, Robocop o Chappie. Ridley Scott llega ahora a las pantallas con esta temática en calidad de productor con la prometedora opera prima de su hijo Luke Scott: Morgan.
En un recóndito lugar en medio de la naturaleza, alejado de la civilización, un reducido equipo de científicos trabaja en un proyecto de inteligencia artificial basado en la ingeniería genética y la nanotecnología. Tras un incidente con su prototipo, una adolescente llamada Morgan, la empresa responsable envía a este remoto enclave a una analista de riesgos para investigar y evaluar las causas del incidente.
Luke Scott apunta maneras. Aunque el tema no es nuevo, la mayoría de los personajes son arquetipos, y en cuanto a la fotografía y puesta en escena no puede evitar verse de donde le viene el estilo, el director debuta en el largometraje demostrando que conoce bien el oficio y logrando una película intensa, a ratos inquietante, visualmente potente y con un ritmo narrativo impecable que mantiene el interés durante todo el metraje. Además de las citadas y evidentes influencias, el director admite que su mayor referente para el enfoque de la película es la historia de Frankenstein.
A pesar de ser un film de ciencia ficción en clave de thriller con buenas dosis de suspense y unas pinceladas de terror y acción, según ha comentado el propio director ha querido incluir en la película un trasfondo ecologista, de manera que la forma en que los científicos enseñan a su "creación" a tener sensibilidad es a través del contacto con la naturaleza. Además el vestuario que lleva la criatura está tejido con lana y seda naturales. La cinta goza por tanto de unas localizaciones de naturaleza impresionantes, rodadas en Irlanda del Norte, cerca de Belfast.
Protagonizan Kate Mara y Anya Taylor-Joy. Mara, que hace el papel de la enviada a investigar el caso, parece sentirse a gusto en el género de ciencia ficción tras haberla visto el año pasado en Marte y Cuatro Fantásticos, y hace tres años en Trascendence. Taylor-Joy es la joven que interpreta a Morgan, y pudo ser vista el año pasado en La bruja: una leyenda de Nueva Inglaterra. A estas jóvenes protagonistas las secunda un elenco interesante de veteranos: Michelle Yeoh, la otrora chica Bond en El mañana nunca muere, también coprotagonista de Tigre y Dragón, Jeniffer Jason-Leigh, que saltó a la fama en los 90 con la película Mujer blanca soltera busca, y últimamente ha sido la única mujer del masculino reparto del film de Tarantino Los odiosos ocho. Toby Jones, de las sagas Los juegos del hambre y Capitán América, y el siempre espléndido Paul Giamatti completan el reparto. Giamatti además protagoniza la que posiblemente sea la mejor escena de la película. Además de estos veteranos también cabe destacar la interpretación de Rose Leslie, conocida por la serie Juego de Tronos.
En definitiva Morgan es una cinta de ciencia ficción que sin ser novedosa resulta muy sólida en su realización y supone una carta de presentación más que convincente del prometedor director Luke Scott.
Gracias a Sensacine por el preestreno de Morgan, que además contó con la presencia del director del film.
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