La vida es maravillosa. Conocer gente, lugares, compartir experiencias, sentir, padecer, emocionarse, querer, amar y ser amado, en fin, todo un torbellino de sensaciones y emociones hacen que los malos momentos tendamos a olvidarlos y los buenos queramos conservarlos para siempre, detener el tiempo en un instante y que sea eterno. Sin embargo el tiempo no se detiene y siempre va hacia adelante, nunca retrocede. Envejecemos y morimos, es ley de vida. La cuestión es que el final llegue lo más tarde posible para que nos dé tiempo de vivir una vida plena antes del ocaso de la misma. El ser humano en su megalomanía siempre ha querido burlar a la muerte, vivir para siempre, pero si la vida plena consiste en compartirla con los demás, ¿de qué serviría sobrevivir a todos nuestros seres queridos? Demasiado dolor acumulado con el paso del tiempo.
Cuando Brian May, miembro del mítico grupo musical Queen, vio la película Los inmortales (Highlander), para la cual debían componer algunas canciones, se sintió muy conmovido por la subtrama que encierra el film. La tragedia de un hombre que no envejece y ve como todos a su alrededor sí lo hacen y mueren. Enseguida se inspiró para componer la canción Who wants to live forever? (¿Quién quiere vivir para siempre?) que acompaña la secuencia más emocional de la película. La escena retrata el devenir de los años en que el protagonista vive una apasionada relación con una chica, el amor de su vida. Una relación digna de ser envidiada por cualquiera. El drama de perder al ser amado por el mero hecho de que ella envejece de forma natural y él no puede hacerlo resulta interesante para suscitar un debate sobre el tema desde un punto de vista espiritual y antropológico. La condena a la soledad por el don de la inmortalidad.
La trama principal de Los inmortales es la de una estirpe especial de hombres que van apareciendo en distintas épocas en diferentes lugares de la Tierra y están abocados abatirse en duelo a muerte con espadas hasta que solamente quede uno. Puesto que son inmortales la única manera que tienen de eliminarse unos a otros es cortando la cabeza del oponente. Una vez cercenada la testa, el ganador del asalto absorbe la energía del derrotado y se va haciendo cada vez más fuerte. La cuestión es que como siempre, hay gente buena y gente mala. Si quien quede último es un personaje sombrío podría ser un peligro para la humanidad. Por eso es necesario que alguien de buen corazón sea quien resulte vencedor. La eterna lucha del bien contra el mal, en esta ocasión puesta en escena con duelos de espada a lo largo de los siglos.
La película está protagonizada por Christopher Lambert y Sean Connery. El villano de la función lo interpreta con gran convicción el actor Clancy Brown, cuya carrera se ha fraguado especialmente en televisión pero de vez en cuanto se ha dejado ver como secundario en películas como Cadena perpetua o Starship Troopers. También han tenido una carrera más prolífica en la televisión que en el cine las actrices Roxanne Hart, que interpreta a la agente de policía que persigue al protagonista en 1985, y Beatie Edney en el rol de la novia del protagonista en la Edad Media, con la que se desarrolla la escena de la canción Who wants to live forever.
Christopher Lambert, actor de nacionalidad francesa, hijo de un diplomático francés, nacido en USA y educado en Suiza, que había hecho cine en Francia, debutó rodando en inglés con Greystoke: La leyenda de Tarzán, y dos años después llegaría Los inmortales, que marcaría su carrera para siempre.
Sean Connery posiblemente tenga en esta película uno de sus personajes más icónicos, con permiso de James Bond y el padre de Indiana Jones en La última cruzada. Su papel es el de un inmortal que se convierte en mentor del protagonista adiestrándolo en el manejo de la espada.
El director Russell Mulcahy, de origen australiano, se forjó en el mundo del vídeo musical, dirigiendo videoclips para artistas como Queen, The Bugles, Bonnie Tyler o Duran Duran, por citar algunos. En cine ha dirigido películas entretenidas de acción como Extremadamente peligrosa, con Kim Basinger, o la adaptación a la gran pantalla del cómic La Sombra. En los últimos años ha estrenado Resident Evil: Extinción.
Las secuelas: El propio Mulcahy rodó Los inmortales II, una secuela innecesaria, con la acción situada en el futuro y desvirtuando la historia original confiriéndole un supuesto origen alienígena a los inmortales para explicar así su procedencia. Sean Connery también intervino en esta secuela. Sin embargo más tarde llegarían Los inmortales III y Los inmortales: Juego final, en las que ni Mulcahy ni Connery estuvieron presentes, solamente Lambert intervino. Además de las secuelas cinematográficas, esta historia sobre el arte de la espada también ha tenido continuidad en una serie televisiva bajo el mismo título y con el actor Adrian Paul de protagonista.
Los inmortales se estrenaba en Estados Unidos en marzo de 1986 y llegaría a la cartelera española en septiembre del mismo año. Por tanto estamos en el trigésimo aniversario de este film, que no fue del todo bien acogido en su momento pero que con el paso del tiempo se ha convertido en película de culto. Recientemente ha estado pululando el proyecto de hacer un remake pero de momento se ha caído. Especialmente la música de Queen y la presencia de Sean Connery, en mi opinión, son dos puntos muy fuertes con los que cuenta la película original y por tanto difíciles de superar.
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