El director irlandés John Carney, artífice de Once, debuta en Hollywood con nuevo musical callejero titulado Begin again. Protagonizan Mark Ruffalo y Keira Knightly, ambos sensacionales, pero especialmente Ruffalo, que está para que le den un Oscar.
Se trata de un productor musical con un matrimonio arruinado y una hija adolescente conflictiva que un día toca fondo perdiendo incluso el trabajo en la compañía que él mismo fundó años atrás. En plena caída recupera la inspiración al oír cantar en un bar a una chica que compone canciones y está a punto de abandonar Nueva York por un bache en su vida amorosa. Dos talentos en momentos bajos de ánimo que se encuentran y empiezan a crear algo único.
La película habla sobre el talento, la música, la autenticidad del artista frente a la maquinaria industrial, pero también sobre la amistad y las relaciones de pareja, concediendo especial importancia a los problemas matrimoniales y la educación de los hijos en tales circunstancias.
Tiene momentos muy emocionantes y otros muy divertidos. Mantiene bien el ritmo durante todo el metraje y maneja correctamente los cambios de la narración en tiempo pasado y presente. Al igual que en Once, no se trata de un musical al uso en que la canción sustituye al diálogo, como en Amanece en Edimburgo, otro musical de ambiente urbano y tono realista, sino que los personajes cantan porque son cantantes, pero las canciones tienen que ver con su estado anímico y lo que está pasando en cada momento de la historia.
Otro ejemplo más de que el realismo y la magia no son incompatibles, siempre y cuando se mezclen adecuadamente, lo cual no es fácil, pero John Carney lo consigue.
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