¿Quién ha dicho que la macroeconomía es aburrida? La verdad es que todo este follón de inversiones bursátiles, productos de riesgo, ventas a corto, bonos inmobiliarios, y demás verborrea económica suena un poco a chino para cualquier profano en la materia. Incluso cuando se siguen asiduamente las noticias de la crisis económica a través de los medios generalistas, mucha gente empieza a utilizar tecnicismos que se repiten mucho como si eso fuese lo más normal de mundo pero en realidad no saben de qué están hablando.
La historia real de varias personas que percibieron el riesgo de caída del sistema inmobiliario en 2007 y decidieron apostar contra la banca para sacar tajada de la situación, es la base sobre la que el director Adam McKay construye su película La gran apuesta (The big short), posiblemente su mejor film hasta la fecha, ya que su filmografía trae de referencia títulos como Pasado de vueltas o Hermanos por pelotas.
La gran apuesta pone de manifiesto sin tapujos, y con mucha ironía, sarcasmo y gamberrismo, la desfachatez y total falta de ética tanto moral como profesional, de todo el sector bancario, así como la estupidez y necedad de aquellos que por no querer pensar ven dinero fácil y no se plantean de dónde viene. Eso lleva a que un sistema económico que funcionó treinta años atrás haya colapsado precisamente porque todo el mundo se haya subido al carro de ganar dinero sin reparar en los riesgos que se han ido acumulando de forma exponencial durante años. Lo que fue revolucionario a finales de los años 70 basándose en la estabilidad de un mercado, lógicamente no puede ser igual tres décadas después, ya que los mercados cambian. Sin embargo muchos prefieren creerse la falacia de que todo sigue igual y que lo que antes era estable lo seguirá siendo sine die mientras ven como se llena su cuenta corriente día a día.
En todo este fregado un estrafalario analista de mercados que no se ha dejado llevar por la locura colectiva, detecta el riesgo de desplome, pero nadie le hace caso. Algunos operadores que de una forma u otra se han hecho eco de su informe también abren los ojos. De manera que la pasividad de los bancos ante la hecatombe induce a estos visionarios a realizar operaciones con esos productos que todo el mundo cree que no van a fluctuar debido a su engañosa estabilidad. Protagonizan Steve Carell, Christian Bale, Ryan Gosling y Brad Pitt, este último además está también metido en la producción. Muy destacables en especial las interpretaciones de Bale y Carell.
La película tiene buen ritmo, con algún que otro altibajo pero sin repercusión negativa en el resultado global, y con humor gamberro explica al espectador, incluso con los actores mirando directamente a cámara, los conceptos macroeconómicos de forma que todo el mundo lo entienda. El montaje a veces puede resultar algo confuso y deslavazado, pero en general la película consigue ser entretenida, intensa, divertida y didáctica.
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