El ultimatum de Bourne es la tercera entrega de la saga comenzada por El caso Bourne (The Bourne identity, Doug Liman 2002) y continuada con El mito de Bourne(The Bourne supremacy, Paul Greengrass 2004). El mismo director de la segunda vuelve a tomar las riendas de esta tercera parte y consigue una película más redonda que la anterior, pero sin superar a la primera.
El ultimatum de Bourne no da un respiro, es acción contínua y tiene escenas de tensión muy logradas como la de la estación de tren, en la que Bourne le va indicando a un periodista a través del móvil lo que tiene que hacer para burlar a sus perseguidores. El mayor defecto de la película reside en las persecuciones motorizadas; la cámara se mueve tanto que no se ve nada, ni el coche ni la moto, es todo un caos visual. La persecución con un Mini que se veía en El caso Bourne estaba mucho más conseguida por el director Doug Liman. Aun así Greengrass consigue una película de acción muy entretenida con la contínua persecución a Jason Bourne y su búsqueda desesperada de su pasado para saber quien es en realidad.
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