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domingo, 30 de julio de 2017

Rescate en Dunkerque

Más de 300 mil soldados británicos asediados por los alemanes en la playa de Dunkerque, Francia, en 1940, fueron rescatados por una flota de embarcaciones civiles. Este hecho histórico es lo que recrea Christopher Nolan en su nueva película: Dunkerque (Dunkirk).

Como ya sabemos, al director de Origen y Memento, le encanta jugar con los saltos temporales en el montaje y con la recreación de atmósferas inmersivas. Siguiendo estas pautas de su estilo, en Dunkerque convierte una recreación histórica en una experiencia sensorial que sumerge al espectador en el fragor de la batalla. Si hubiese que definir la película con un solo adjetivo, diría que es intensa. No da un respiro al espectador.

El filme plantea, de entrada, tres escenarios que no coinciden al cien por cien en el tiempo, pero que Nolan los entremezcla hábilmente en el montaje para conseguir ese efecto de vivir la experiencia a través de la pantalla. Una batalla aérea, los soldados asediados en la playa esperando el milagro, y la movilización de la sociedad civil a través de un hombre mayor con su hijo, que se embarcan para ir a rescatar a sus compatriotas, son los tres entornos en los que se enmarca la acción.

Si algo le falta a esta película, es historia, hondura en los personajes, ya que ninguno está desarrollado en profundidad. Se limitan a estar ahí, en el filo, luchando por la supervivencia. El único que deja entrever un cierto trasfondo es el veterano marinero que se lanza junto con su hijo a rescatar compatriotas, interpretado por el aclamado Mark Rylance, ganador un Óscar por El puente de los espías. Su personaje invita a la reflexión sobre quién debe librar las batallas, debido a que normalmente unos las provocan y otros dan la cara en el frente. Un mensaje interesante aunque poco desarrollado, pues no es lo que prima en este espectáculo.

Otros rostros conocidos que desfilan por la pantalla son Tom Hardy, en la piel de un avezado piloto de cazas, Kenneth Brannagh, encarnando a un almirante, y Cillian Murphy, reconocible especialmente por los seguidores de Nolan, ya que ha trabajado con él en Origen y en Batman begins. Y, por supuesto, otro protagonista fundamental, que no sale en pantalla pero es crucial para el resultado final tanto de esta película como de otras de Nolan, es Hans Zimmer, compositor de la música que envuelve al espectador en esta intensa experiencia.

domingo, 23 de julio de 2017

Simios y humanos en pie de guerra

Matt Reeves vuelve a ponerse tras las cámaras en la tercera entrega de la saga simiesca, La guerra del planeta de los simios (War for the planet of the apes). Comenzó con El origen del planeta de los simios, dirigida por Rupert Wyatt y protagonizada por James Franco, que suponía una precuela del clásico de ciencia ficción protagonizado por Charlton Heston. En ella se explicaba ese origen por la experimentación con monos de un fármaco que ampliaba la capacidad cerebral para buscar una cura al alzheimer. Reeves tomó el relevo en la dirección para dar continuidad a aquella historia en El amanecer del planeta de los simios, con un cambio total de escenario, ya que en este caso nos presentaba un futuro distópico con un planeta devastado por una pandemia vírica y los humanos supervivientes enfrentados a los simios.

En esta nueva entrega, tiene lugar el desenlace de ese enfrentamiento. Humanos y simios llevan ya un tiempo en guerra y un sádico coronel, interpretado por Woody Harrelson, está obsesionado con encontrar la guarida de César, el líder de los simios, nuevamente interpretado por Andy Serkis a través de la técnica de captura de movimiento. Técnicamente la película es impecable. Puesta en escena, ritmo, fotografía y música se fusionan armónicamente para componer un sólido espectáculo cinematográfico a la altura de sus predecesoras.

En cuanto a contenido se ve lastrada, precisamente, por su inmediata antecesora, ya que si aquella sorprendía con el mundo que nos presentaba, tanto de lugar físico como de relaciones entre los personajes que lo poblaban, en esta ocasión repite escenario y por tanto el toque novedoso no lo tiene. Sin embargo, cabe destacar como puntos fuertes dos aspectos. Por un lado, el trazado de los personajes principales: César se consolida como un líder nato, cuyo carisma alcanza las más altas cotas; su antagonista en esta ocasión, el despiadado coronel, tiene una evolución y un pasado que le dan mucho peso a un personaje que, a priori, parecía que iba a ser el típico villano pasado de vueltas.

Por otra parte, la película ofrece una reflexión sobre la realidad de la guerra, en la que las cosas no son tan sencillas como decir los buenos y los malos o un bando contra otro. Todo es mucho más complejo, incierto y caótico. No se trata de los humanos contra los simios por una mera cuestión de ser especies diferentes. Hay simios que sirven a los humanos, y humanos enfrentados entre sí también dentro de esta guerra. Las distintas motivaciones de los personajes para actuar de una forma u otra, vienen guiadas por temas tan universales como el miedo, la venganza o la compasión, y cada uno tiene su forma de enfocarlo. No todo es blanco o negro, sino más bien gris, como la vida misma. Y este planteamiento le da a la película un toque de verosimilitud y de hondura dramática muy interesante.

martes, 18 de julio de 2017

Cars 3, renovarse o morir

A todo el mundo, tarde o temprano, le llega el momento de retirarse tras años de éxitos. Incluso a los coches de dibujos animados. En Cars 3, la estrella de la saga, Rayo McQueen, está en lo más alto de su carrera cuando llega un serio competidor, Jackson Storm, un coche de nueva generación entrenado y equipado con lo último en tecnología. Otros corredores de la generación de McQueen, deciden que es hora de retirarse, y él recibe presión de su entorno para seguir ese camino, pero no quiere claudicar y se empeña en ganar a Storm.

El tema que se trataba en las últimas secuelas de la saga de Rocky, se traslada aquí al universo animado de Pixar. Las luces y sombras de los relevos generacionales. El campeón que ve seriamente amenazado su trono, la presión social por lo que prima lo nuevo en detrimento de lo viejo, la veteranía frente a la novedad, la experiencia frente a la tecnología. En cualquier deporte ocurre que, a medida que se cumplen años, la explosividad y la rapidez se van perdiendo, pero a cambio se obtiene experiencia. Un veterano no puede competir en potencia física con un joven, pero sí le puede vencer con cabeza, con templanza, estrategia, de lo cual el novato carece.

De esta forma los responsables de Cars 3 consiguen introducir un tema tan actual y tan importante para los adultos, como es el valor de la experiencia, en el universo infantil de los coches que hablan. Si bien la saga era de los filmes menos adultos de Pixar, en esta tercera entrega se acerca más a un tema de interés para los mayores, como ha hecho en la mayor parte de su filmografía.

Por lo demás, el aspecto visual es impecable, como cabía esperar, y las carreras están rodadas con pulso firme resultando espectaculares. Le falta un poco de chispa en los diálogos, algo que ya les ocurría a sus predecesoras, pero globalmente es una película entretenida, con tema de calado de fondo y visualmente muy atractiva para disfrutar en familia durante estos calurosos días de verano.

Gracias a Sensacine por la invitación al preestreno de esta película.

martes, 11 de julio de 2017

Día de patriotas, el amor frente al odio

Un título como Día de patriotas, en estas fechas veraniegas, puede sonar a blockbuster súper americano de Roland Emmerich o de Michael Bay. Pero no, resulta que es una muy buena película que relata el atentado terrorista en la Maratón de Boston en 2013 y la posterior captura de los culpables.

Dirige con pulso firme Peter Berg, responsable de títulos como Marea negra o La sombra del reino. La narración se divide en tres bloques: comienza con un esquema narrativo similar al de las llamadas «películas de catástrofes» de los años 70, de manera que van presentando a una serie de personajes y sus circunstancias personales justo antes de la tragedia. Una vez ocurre el atentado, la película se convierte en un intenso thriller de investigación policial, con escenas de acción y tensión formidablemente realizadas. Finalmente, la película concluye con un epílogo en formato documental con los testimonios reales de algunos de los damnificados.

Día de patriotas cuenta con un reparto coral en el que se encuentran varias caras conocidas. Encabeza el elenco Mark Wahlberg, muy convincente en su papel de policía degradado de categoría. Es el único personaje ficticio, que sirve como hilo conductor de la historia. Los demás actores interpretan a personas reales, tanto ciudadanos corrientes afectados por las explosiones, como cargos gubernamentales y policiales implicados en la investigación. Kevin Bacon, John Goodman, J.K. Simmons o Michelle Monaghan, son los rostros conocidos que podemos ver desfilar por la pantalla durante la película.

A la tensión creada contribuye en gran medida la vibrante partitura musical de Trent Reznor y Atticus Ross, ganadores del Óscar a mejor música original por La red social.

Un sólido thriller testimonial en torno a un hecho real, sobre el cual lanza un mensaje de unidad de la sociedad, utilizando el amor como herramienta para combatir el odio, frente a quienes quieren acabar con ella. Personajes con hondura dramática, buenas escenas de acción, un ritmo narrativo fluido, son elementos que hacen de Día de patriotas uno de los estrenos más interesantes de este verano.

domingo, 2 de julio de 2017

Este Baby es un gran driver

Vamos con Sensacine a un preestreno de alto voltaje: Baby driver.

Un joven huérfano, apodado Baby, apasionado por la música y con un don especial para conducir, se ve abocado a trabajar para un atracador de bancos por tener que saldar una deuda. Su función es conducir el coche de fuga cada vez que dan un golpe. Un buen día, conoce a una camarera con la que inicia una apasionada relación. El flechazo es instantáneo para ambos, y él quiere alejarse del sórdido mundo delictivo para marcharse lejos con ella, en cuanto deje su deuda saldada.

Así es Baby Driver, la nueva película de Edgar Wright, responsable de títulos como Zombies party, Arma fatal o Scott Pilgrim contra el mundo. Un cóctel de amor, humor, música, acción y giros de guion inesperados. Estilísticamente es muy particular. Ameniza las escenas de robos, tiros, algunos un poco descarnados, y trepidantes persecuciones con una selecta recopilación de canciones de grupos míticos como Queen, The beach boys o Simon & Garfunkel, entre otros.

Tras un intenso arranque, la película baja un poco el ritmo en su segundo tercio, para recuperarse en el desenlace final. A pesar de algunas caídas de ritmo, el filme se sostiene bien y no se hace largo. En general los distintos elementos que mezcla están bien combinados, aunque en alguna ocasión pueden chirriar un poco, pero nada que desmerezca el conjunto.

Protagoniza Ansel Elgort, visto en Bajo la misma estrella y la saga Divergente. Le secundan los veteranos de altura Kevin Spacey y Jammie Foxx. La chica de la película es Lily James, la otrora Cinderella, también vista en la serie televisiva Downton Abbey. Todos trabajan bien, pero se podría decir que ella destaca un poco por encima de la media del elenco.

En definitiva, Baby driver ofrece adrenalina, música, personajes con calado interpretados por buenos actores, y algunos apuntes sobre la orfandad y las carencias afectivas, así como la conservación de los principios morales cuando uno se encuentra solo frente a la oscuridad. Cómo encontrar una salida a los problemas y a la soledad en este loco y caótico mundo en que vivimos sin perder la integridad. No es que la película desarrolle este tema, ya que lo que prima es el estilismo y su objetivo es el entretenimiento, pero es una lectura que se puede hacer entre líneas y hace que el filme esté por encima de la media del género.