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miércoles, 29 de junio de 2016

Tras 20 años volvemos a celebrar el Independence Day

En 1996 Roland Emmerich rompía la taquilla con Independence Day, un film sobre una invasión alienígena, y de cómo la humanidad consigue vencer al enemigo el día 4 de julio, el Día de la Independencia de Estados Unidos. Se lanzó con un trailer impresionante en el que una gran bola de fuego arrasaba una calle de Nueva York. Daba la sensación de ser más seria de lo que luego fue. La película realmente tenía un tono más lúdico, con bastantes toques de humor, especialmente por parte de los personajes de Will Smith y Randy Quaid.

Veinte años después llega la secuela Independence Day: contraataque (Independence Day: resurgence). La trama se desarrolla en la actualidad, pero en una realidad alternativa. Durante estas dos últimas décadas hemos aplicado la tecnología de los alienígenas a nuestras vidas. Así tenemos helicópteros que vuelan sin hélices, cazas de combate super sofisticados y hasta una base espacial en la Luna. Han sido años de paz entre los hombres y de cierta armonía con los alienígenas. Sin embargo ha llegado el momento en que éstos lancen una nueva ofensiva con naves nodriza mucho más grandes que las anteriores, del mismo modo que en Star wars VII la base del nuevo imperio era otra Estrella de la Muerte agigantada.

Hay personajes nuevos: dos pilotos amigos pero enfrentados por la negligencia de uno de ellos en un vuelo. A éste lo interpreta Liam Hemsworth, en un registro de piloto experto pero indisciplinado y rebelde. Su compañero está interpretado por Jessie T. Usher y su personaje es el hijastro del piloto interpretado por Will Smith en la primera entrega. Esta subtrama es quizá la que más interés suscita al inicio del film, pero no la desarrollan mucho, y tampoco actores tienen buena química entre sí para dar calado a la amistad que une a sus personajes.

Jeff Goldblum repite su personaje pero esta vez queda bastante desdibujado, ya que la primera vez él era quien descubría el plan de los invasores. Sin embargo en esta ocasión no hay sorpresa, todos están preparados para una posible nueva batalla y eso es lo que ocurre, con lo cual las dotes deductivas del protagonista no hacen falta y su presencia se debe simplemente a que tiene que estar porque forma parte del equipo científico.

Por lo demás. Independence Day: contraataque es lo que cabría esperar: otra batalla entre humanos y alienígenas, muy aparatosa, visualmente apabullante y entretenida, con algún que otro chiste entre medias, para pasar una calurosa tarde de verano en una sala cinematográfica.

lunes, 27 de junio de 2016

1944, la otra guerra

Todo lo que suena a II Guerra Mundial nos remite a los Nazis, los Aliados, alemanes, americanos, ingleses, franceses, Normandía, Pearl Harbour, ya sea en tono más heroico, como antaño, o ya sea en una línea más bien antibelicista, como en el cine contemporáneo. A veces parece que de un modo u otro nos lo han contado todo, pero no es así. Todavía quedan historias por sacar a la luz, y algunas sorprenden y sobrecogen enormemente. Ese es el caso de 1944, una película estonia sobre cómo la contienda afectó a la población de esta nación.

Estonia es un país que se vio abocado a una guerra fratricida sin tener un conflicto interno, como suele ocurrir con las guerras civiles. La tragedia de un pueblo enfrentado entre sí por causa de influencia extranjera. Los alemanes reclutaron estonios para luchar contra los rusos, y los rusos reclutaron estonios para luchar contra los alemanes. Algunos incluso lucharon en ambos bandos en distintos momentos de la guerra. En cualquier caso se trataba de tener que escoger entre dos bandos para enfrentarse con sus propios compatriotas, cuando ninguno de los dos lados pertenecía a su país.

La película expone esta situación a través las historias de varios soldados en las trincheras. Resulta llamativo que, siendo una película testimonial centrada en retratar el drama vivido por la población estonia, y sin tener demasiado presupuesto, ya que asciende a poco más de millón y medio de euros, el film hace gala de unas secuencias de acción bélica intensas, impactantes, que le confieren una dimensión épica a una película que en principio tendería más al drama intimista.

Dirige Elmo Nügayen, habitual actor, visto en la nominada a los Oscar Mandarinas, que como director firma su tercer largometraje con este intenso drama bélico, seleccionado para competir por Estonia en los Oscar. Todo el elenco de actores aportan interpretaciones veraces. A pesar de ser desconocidos fuera de su país, y muchos de ellos tener una filmografía más bien corta, todos resultan convincentes.

Una película testimonial de la dura realidad de un país en un momento crucial de la historia, que recrea el drama de forma sobria, aséptica y directa, sin regodearse en tremendismos ni renunciar tampoco al espectáculo cinematográfico.

lunes, 20 de junio de 2016

Psicoanalizando a Dory

Trece años han pasado desde el estreno del gran éxito submarino de Pixar, Buscando a Nemo. A nadie se le escapa el hecho de que el personaje que más huella dejó en el público, fue la entrañable Dory, un pez con problemas de pérdida de memoria a corto plazo. Uno de los personajes más ricos en matices que ha dado el cine de animación. Por ello no es de extrañar que tarde o temprano tuviera un spin-off, es decir, que siendo un personaje secundario en una película pasara a tener su propio film como protagonista. Por otra parte, el éxito de Buscando a Nemo, hacía presagiar que antes o después habría de tener una secuela, igual que la han tenido Cars o Toy Story. Pues bien el momento ha llegado y el equipo de Pixar, con muy buen criterio en mi opinión, nos brinda un dos en uno, es decir secuela y spin-off en una sola película: Buscando a Dory (Finding Dory).

Vuelve el trío formado por Nemo, Marlin y Dory, pero esta vez Dory es la protagonista. La acción se desarrolla un año después de la aventura de la primera película. Dory se ha quedado a vivir con Marlin y Nemo. Un día, tras un accidente, tiene un brote de memoria sobre su infancia, y decide seguir la pista para irse en busca de sus padres. Por supuesto, igual que ella ayudó anteriormente a Marlin a buscar a su vástago Nemo, ahora padre e hijo acompañarán y ayudarán a su amiga en una nueva aventura para encontrar a su familia.

La psicología del personaje de Dory da mucho juego, y los artífices del film han sabido sacarle todo el jugo, consiguiendo momentos muy cómicos, pero también otros muy emotivos. Y es que es increíble como saben en Pixar tocar la fibra sensible del espectador. La película juega en varias ocasiones con la fina línea que separa lo sentimental de lo ñoño, lo tierno de lo cursi. Arriesga mucho pero siempre sale bien parada. En ese sentido guarda un equilibrio magistral. Si ya en la primera película Dory se había ganado el cariño incondicional del público, en esta nueva entrega revalida el título y hace su huella aun más honda.

Si la primera vez la acción transcurría entre el océano y un acuario particular en Sidney, ahora el nuevo escenario es un instituto oceanográfico y sus alrededores en California. Aquí podemos encontrar una galería de nuevos personajes muy interesantes, entre los que destacan un pulpo escapista, un tiburón ballena hembra con problemas de vista y una beluga macho con dolores de cabeza, que descubre con gran regocijo su facultad de ecolocalización, esto es el sistema de sonar que utilizan algunos mamíferos, como los murciélagos o los delfines, por ejemplo, para orientarse o localizar a sus presas cuando van de caza.

Dirige la película Andrew Stanton, que también se ha hecho cargo del guión. Debutó en la dirección del largometraje con Bichos, junto a John Lassetter, y su siguiente proyecto fue Buscando a Nemo, codirigida con Lee Unkrich. Desde entonces ha dirigido dos películas de ciencia ficción en solitario: la sensacional película de animación Wall-E, y la malograda cinta de imagen real John Carter. En Buscando a Dory ha contado con la codirección de Angus McLane, que ha dirigido algunos cortos y debuta en la dirección del largo con esta película.

Y por supuesto hablando de un estreno de Pixar hay que mencionar el cortometraje que se proyecta antes de la película. Normalmente son cortos antiguos, pero esta vez es nuevo. Su título es Piper, y cuenta sin palabras el aprendizaje de un correlimos recién nacido para alimentarse en la orilla del mar. Sensacional. Supone el debut en la dirección de Alan Barrillaro, que ha trabajado para la compañía en el departamento de animación desde Bichos, estrenada en 1998. A la vista de este corto no sería de extrañar que pronto se pase al largo.

Salvo por alguna situación que puede chirriar por resultar algo irreal de más, Buscando a Dory es una película prácticamente redonda. Un canto a la familia y a la amistad con personajes muy bien perfilados y de gran calado emocional. Divertida, tierna, entrañable, así es Dory, y así es su película.

Muchas gracias a Sensacine por el preestreno de esta película, uno de los grandes títulos de este verano, y posiblemente del año.

miércoles, 15 de junio de 2016

Luces y sombras del heroísmo

Tras Un cuento chino, el director Sebastian Borenzstein y el actor Ricardo Darín vuelven a trabajar juntos en otra coproducción hispano argentina: Capitán Kóblic. Esta vez se alejan de la comedia para traernos un áspero thriller en clave de western. La acción se desarrolla a finales de los años 70, durante la dictadura argentina. Un piloto de la Armada, no conforme con las órdenes recibidas, huye a refugiarse en un pueblo perdido, gobernado por un comisario de policía que impone su propia ley al más puro estilo caciquil.

Como el propio Darín decía en una entrevista, el personaje resulta muy controvertido, ya que en principio parece un héroe por negarse a hacer algo que es inmoral, pero por otra parte en vez de intentar luchar contra ello, se limita a escapar. Sin embargo el encontrarse con personas de alma más oscura que la suya, hace que realmente sí lo parezca.

Personalmente estoy de acuerdo con que para ser un héroe hay que hacer algo más, no solamente huir. Por ejemplo el caso del coronel Stauffenberg en Valkiria, el oficial que perpetró el último atentado contra Hitler por desaprobar los métodos del Führer, sí que hizo algo heroico, ya que se negó a seguir órdenes e intentó acabar con la barbarie. Creo que Capitán Kóblic propone un interesante debate sobre el heroísmo. Una cosa es ser buena gente por negarse a hacer el mal, y otra cosa es combatir esa maldad. Cuando se plantea una situación en que un sistema obliga a la gente a cometer atrocidades, podríamos distinguir cinco grupos según las reacciones de los individuos: los de alma más oscura serían los que comulgan con ese sistema, y disfrutan obedeciendo órdenes aberrantes. Luego estarían los amorales que simplemente acatan lo que hay y no se plantean nada más. El siguiente grupo sería el de aquellos que son conscientes de que lo que hacen está mal pero, bien por incapacidad o bien por cobardía, no hacen nada por evitarlo y viven llenos de remordimientos. Los siguientes serían los que, como Kóblic, tienen conciencia de que no está bien lo que hacen y se plantan, se niegan a cumplir órdenes. Y por último estarían los que además de negarse a hacer el mal son proactivos en intentar combatirlo. En los dos extremos es fácil emitir juicios de valor en función de buenos y malos, pero en los casos intermedios se abre un interesante debate a la hora de juzgar los comportamientos de la gente.

A Darín le secundan Inma Cuesta y Óscar Martínez, éste último en el papel del comisario, que compone un personaje en verdad desagradable y mezquino, tipo el capitán Quinlan de Orson Welles en Sed de mal. El trío protagonista trabaja muy bien, aportando sólidas interpretaciones. Por su parte el director consigue crear una atmósfera tensa desde el inicio hasta el final del metraje, con una puesta en escena muy sobria y una resolución de las acciones muy seca y directa, sin concesiones ni regodeo en lo sórdido. El ritmo es constante y adecuado para hacer avanzar la historia sin perder interés en ningún momento. El tono de la película está muy equilibrado y homogéneo, sin que ningún elemento chirríe o parezca fuera lugar.

El tratamiento de Borenzstein de dirigir la película como si fuera un western, le queda muy bien a la historia. Es un estilo de western no en la línea clásica de Ford o de Hawks, sino más bien en la estela más dura de Leone, Eastwood o Peckinpah.

lunes, 13 de junio de 2016

Viento en popa y a toda vela

En 2010 se estrenaba la comedia francesa Pequeñas mentiras sin importancia, en la que un grupo de amigos de mediana edad planea unas vacaciones en las costas de Aquitania. Antes de irse, uno de ellos tiene un accidente y está gravemente herido en el hospital, pero el resto del grupo decide seguir adelante con el plan y se van. En esa convivencia veraniega comenzarán a salir a la superficie los conflictos entre ellos. Siguiendo esta estela llegaba en 2014 a las pantallas Barbacoa de amigos, con un planteamiento similar, esta vez en una casa de campo y conflictos entre los personajes de menor calado que su predecesora.

La misma fórmula ha sido utilizada en 2015, aunque a la cartelera española llega el próximo 17 de junio, con la película Entre amigos (Entre amis), dirigida por Olivier Baroux. En esta ocasión se reúnen tres parejas de mediana edad para hacer una travesía en barco. El organizador del encuentro se ha divorciado de su mujer de toda la vida y tiene una nueva novia, a la que va a presentar a sus amigos en este viaje.

El calado dramático de los roces entre los protagonistas es más bien superficial, pero la película cuenta con el elemento diferencial de que al desarrollarse en alta mar, en un momento determinado la historia adquiere cierta deriva hacia el género de aventuras. No obstante hay temas interesantes para el debate que se ponen sobre el tapete, como el sacrificio de la vida personal por la profesional, o la desatención de los amigos en determinadas ocasiones por estar uno demasiado ocupado con otras cosas.

Quien organiza el viaje está interpretado por Daniel Auteuil, y su pareja en la pantalla es Mélanie Doutey, a quien pudimos ver hace unos años en el cine español junto a Eduardo Noriega con El Lobo, de Miguel Courtois. Los dos amigos del protagonista son encarnados por Gérard Jugnot, el inolvidable Matthieu de Los chicos del coro, y François Berléand, el otrora director del teatro Chatelet en El concierto, además de haber trabajado también con Jugnot en Los chicos del coro en el papel del director del colegio. Sus respectivas parejas en la pantalla son las actrices Isabelle Gélinas y Zabou Breitman. Completan el reparto Jean-Philippe Ricci y Justine Bruneau, como la tripulación del barco.

Entre amigos es en general una refrescante mezcla de comedia y aventuras, muy agradable de ver en las calurosas fechas veraniegas. Además cuenta con canciones como Dès que le vent soufflera, de Renaud, Never can say goodbye de Communards, o la tradicional canción marinera The drunken sailor, que animan el conjunto del film.

martes, 7 de junio de 2016

El que la sigue la consigue

Dexter Fletcher, responsable de la feel good movie Amanece en Edimburgo, mantiene su capacidad para impregnar de buenas vibraciones una película en Eddie el Águila (Eddie the Eagle), la historia del primer esquiador británico que participó en los Juegos Olímpicos de Invierno en la modalidad de salto de esquí.

Tras una larga temporada de hospital y de tener que usar un aparato especial en la pierna debido a un problema en la rodilla, el niño Eddie Edwards vive con una única obsesión: ser un deportista olímpico. Prueba varias disciplinas deportivas sin éxito, enfrentándose a la oposición de su padre, a las mofas de otros deportistas de élite, la negativa del comité olímpico, tan solo apoyado por su madre. Hasta que por fin da con la clave para resolver sus problemas: Gran Bretaña no tiene equipo olímpico de salto de esquí. Con este nuevo horizonte se marcha a Alemania para entrenarse y allí traba amistad con un ex campeón caído en desgracia, que sobrevive alcoholizado limpiando las pistas del centro de entrenamiento. Esta vieja gloria encontrará su redención entrenando al tenaz joven esquiador para que consiga ir a los Juegos Olímpicos de invierno.

Taron Egerton, el otrora aspirante a agente secreto en Kingsman, protagoniza el film encarnando con gran convicción a Eddie. Su entrenador, personaje ficticio creado especialmente para la película, es encarnado por Hugh Jackman, un tipo duro y arisco, como Lobezno pero sin garras, que poco a poco va cambiando de actitud gracias a su relación con Eddie. Tanto Egerton como Jackman hacen muy bien sus respectivos papeles y la química entre ambos funciona perfectamente en la pantalla. En general todo el elenco de actores aporta interpretaciones frescas y desenfadadas que ayudan a crear la atmósfera idónea para que la película transmita esa sensación de energía positiva.

Las secuencias de salto de esquí son espectaculares, introducen al espectador en la emoción del salto. Los tiempos están muy bien manejados por el director, tanto el ritmo de la narración como el de los gags cómicos. Una buena ambientación musical y unas espléndidas localizaciones de paisajes nevados, componen el marco ideal para contar esta historia inspiradora de autosuperación en ambiente deportivo, que exalta virtudes como la constancia, el esfuerzo, la disciplina y la amistad. Todo ello para dar como resultado un original biopic, o película biográfica, en clave cómica que deja buen sabor de boca al espectador tras pasar un rato agradable, entretenido y divertido en el cine.

Gracias a Sensacine por la invitación al preestreno de esta divertida película.

miércoles, 1 de junio de 2016

El eslabón perdido

El actor francés Jamel Debbouze, visto en papeles secundarios de películas como Amélie, o Asterix y Obelix: misión Cleopatra, debuta en la dirección con el film de animación 3D El reino de los monos (Pourquoi j'ai pas mangé mon pair), adaptando la novela The evolution man de Roy Lewis. El propio Debbouze pone voz al protagonista de la cinta.

El reino de los monos nos sitúa en un momento de la prehistoria en que el mono evoluciona hacia el ser humano. Así podemos ver toda una galería de simios que al principio se antojan de aspecto extraño o poco definido, y es que vienen siendo una especie de híbridos entre primates y humanos. El rey de los simios ha tenido dos hijos: uno fuerte y vigoroso, más parecido a un gorila, y otro esmirriado y poca cosa, pero astuto y perspicaz, más parecido a un hombre. Por supuesto éste último será repudiado por débil, como en la antigua Esparta, pero tras sobrevivir volverá para descubrir a los suyos un nuevo mundo hacia la evolución, utilizando la astucia y el ingenio en vez de la fuerza bruta.

Con ecos de la saga El planeta de los simios y de otras aventuras prehistóricas de animación en clave cómica, como Ice age o Los Croods, El reino de los monos abunda en las ideas de, por un lado, plantear un marcado carácter tribal en la sociedad simiesca, y por otra parte el tratamiento de los cambios evolutivos en clave cómica, haciendo gala de un humor plagado de anacronismos, pero que funciona como un reloj debido al tono fresco que imprime al conjunto de la película. Del mismo modo la música, con la inclusión de varios temas musicales pegadizos, como por ejemplo Think, de Aretha Franklin, además de la estupenda partitura original de Laurent Perez, ayuda a subrayar ese tono desenfadado y festivo que predomina en todo el metraje.

En cuanto a la parte técnica, aunque la animación no es de última generación, y adolece de ciertas carencias en algunas escenas, se han aprovechado de manera óptima los recursos disponibles, de forma que el resultado global es muy dinámico, goza de buen ritmo y la película en general resulta entretenida y divertida. Además invita al debate sobre temas como la reticencia al cambio en la sociedad por miedo a lo desconocido, y las conspiraciones en la sombra para la conservación del poder.

La película se estrenó en Francia en abril de 2015, y llega ahora a España gracias a la distribuidora Flins & Pinículas. El año pasado el cine español marcó un hito importante en la industria de la animación con Atrapa la bandera. El reino de los monos no alcanza el nivel técnico de aquella, pero igualmente es una buena muestra de que en Europa están cogiendo auge este tipo de producciones, y que por tanto no sólo de Pixar y Dreamworks vive el cine de animación 3D.