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lunes, 28 de abril de 2008

El regreso

Tras varios días ausente de la Red por motivos técnicos...he vuelto. Y hablando de vueltas, regresos y retornos voy a hacer una pequeña reflexión sobre este concepto en el cine.
Por todos es conocido el uso que se hace de la palabra "regreso" o "retorno" en las secuelas, especialmente en las segundas partes, como por ejemplo Aliens: El regreso (Aliens, James Cameron 1986) en la que además de regresar el bicho en cuestión lo hacía con un cambio de concepto en la saga, de forma que sustituía el suspense claustrofóbico de su precedente por la epopeya bélica en el espacio cargada de efectos especiales. En este caso sólo el título español hace referencia al regreso pero hay otros en los que lo hace también el original, como por ejemplo El regreso de la Momia (The Mummy returns, Stephen Sommers 2001) o Batman vuelve (Batman returns, Tim Burton 1992).
Pero no sólo se recurre a este concepto en segundas partes sino también en otras secuelas, como por ejemplo El retorno del Jedi (Return of the Jedi, Richard Marquand 1983) que fue la tercera parte de la saga Star Wars, pero sin embargo es el episodio VI de la saga, así que hoy día en que se han hecho ya las tres precuelas debería ser la sexta parte en vez de la tercera, aunque el hecho irrefutable es que fue la tercera película de la saga. En fin, cada uno podrá sacar sus propias conclusiones.
También quisiera llamar la atención sobre un dato curioso, una saga completa que supone un regreso, la trilogía de Regreso al futuro (Back to the future, Robert Zemeckis 1985, 1989 y 1990).
Y para terminar el regreso en una película que no pertenece a ninguna saga: Regreso a Howards End (Howards End, James Ivory 1992), película británica de época, con mucho glamour y la estupenda presencia de Emma Thompson y Anthony Hopkins.

domingo, 20 de abril de 2008

El musical independiente

La canción "Falling slowly", ganadora del Oscar a Mejor Canción Original de este año, pertenece a la banda sonora de la película Once (John Carney, 2006). Se trata de una película irlandesa estrenada en USA en marzo de 2007, de ahí que compitiera en esta última edición de los Oscar y no en la anterior, de bajo presupuesto que cuenta de una manera fresca y espontánea la historia de un guitarrista, que se gana la vida arreglando aspiradores y toca sus propias canciones en la calle, que conoce a una inmigrante de la Europa del Este y juntos consiguen grabar un disco con la colaboración de otros músicos callejeros. Una bonita historia sobre la amistad, y como afrontar los problemas cotidianos mientras se lucha por alcanzar un sueño.
Los protagonistas no son actores profesionales, pero tienen una gran presencia en pantalla y actúan de una manera muy natural que engancha al espectador. Se rodó en tres semanas con muy poco presupuesto, pero ha conseguido despegar y tener una brillante trayectoria comercial, especialmente a partir de su participación en el festival de Sundance.
A priori la canción no parecía que pudiese ganar el Oscar, pero claro, había que ver a sus competidoras. Dentro de las cinco candidatas ésta resultaba original, algo nuevo. La primera vez que la oí no me pareció gran cosa, pero después de ver la película se oye de otra manera, porque transmite sensaciones, sentimientos. Globalmente las canciones de la película están muy bien empleadas en la narración de la historia y muy bien escogidas.
Si hubiese que escoger una palabra para definir esta película yo elegiría "sencillez". Historia sencilla, austeridad en la puesta en escena, carencia de medios, suplida con el recurrente uso del estilo pseudodocumental, presupuesto modesto, montaje sobrio y sencillo, lo cual da una coherencia global a la película que hace muy agradable su visionado.

jueves, 17 de abril de 2008

Viajar en tren es un placer

La primera proyección pública del cinematógrafo llevada a cabo por los hermanos Lumiére en París, fue la entrada de un ferrocarril en una estación. Quizá fuese premonitorio, o quizá simplemente coincidencia, cada uno pensará según su grado de romanticismo, pero es curioso el protagonismo del tren en la historia del cine. Ha habido momentos memorables a bordo de un tren, como el encuentro entre Roger Thornill (Cary Grant) y Eva Kendall (Eva-Marie Saint) en Con la muerte en los talones (North by northwest, Alfred Hitchcock 1958) o Humphrey Bogart en la piel de Rick subiendo al tren bajo la lluvia torrencial, desolado tras recibir una nota en la que su amada (Ingrid Bergman) lo dejaba colgado en París, en la mítica Casablanca (Michael Curtiz, 1942). En el cine más reciente a nadie dejó indiferente la imposible pero espectacular persecución de un helicóptero pilotado por Jean Reno a un tren de alta velocidad por el interior de un túnel en Mission: Impossible (Brian de Palma, 1996). Y por supuesto los westerns han tenido en el ferrocarril todo un filón, tanto para escenas de acción con forajidos que atracan trenes, como Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid, George Roy Hill 1969) con Paul Newman y Robert Redford, como también para crear expectación ante la llegada del tren, véase el caso de Solo ante el peligro (High noon, Fred Zinneman 1952) en la que la llegada de unos forajidos en el tren de las doce marca el tempo de la angustiosa búsqueda contra reloj de ayuda por parte del sheriff (Gary Cooper) para hacer frente a la amenaza que llega en tren. Y por supuesto habría que nombrar alguna escena en un tren suburbano, es decir en el metro, como la secuencia de French Connection (William Friedkin, 1971) en la que Fernando Rey burla a su perseguidor Gene Hackman.
Sin embargo quisiera citar algunos ejemplos de películas interesantes, todas ellas de los años 70, que no son grandes películas como los anteriores ejemplos pero que tienen un viaje en tren como eje principal sobre el que se desarrolla toda la película. Y empiezo por Asesinato en el Orient Express (Murder on the Orient Express, Sidney Lumet 1974). Adaptación de la novela homónima de Agatha Christie en la que un pasajero (Richard Widmark) del Orient Express es asesinado, encontrándose a bordo el famoso detective Hércules Poirot (Albert Finney) quien durante un estancamiento del tren por causa de la nieve, resuelve el caso interrogando a un pasaje interpretado por un reparto estelar entre los que se encuentran Sean Connery, Anthony Perkins, Lauren Bacall, Jacqueline Bisset, y unos cuantos más.
Tono policiaco pero en clave de comedia lo tiene El expreso de Chicago (Silver Streak, Arthur Hiller 1976) en la que un editor (Gene Wilder) se ve envuelto en una conspiración de asesinato durante un viaje de larga distancia en tren, y saldrá del atolladero con la ayuda de un simpático ladrón de coches (Richard Pryor).
También para el cine catastrofista y de acción ha servido el tren de escenario en El puente de Cassandra (The Cassandra crossing, George Pan Cosmatos 1976) en el que un terrorista toma un tren huyendo de las autoridades, tras haber contraído una peligrosa enfermedad en un laboratorio que quería sabotear. El reparto cuenta con nombres como Sophia Loren, Richard Harris o Martin Sheen.
También un simple viaje en metro se puede convertir en pesadilla, como en Pelham 1,2,3 (The taking of Pelham one two three, Joseph Sargent 1974), en la que un grupo de mercenarios secuestra un vagón con pasajeros del metro de Nueva York y exige al alcalde un millón de dólares a cambio de liberar a los rehenes. Robert Shaw y Walter Matthau interpretan respectivamente al cabecilla de los secuestradores y al responsable del metro que se encarga de negociar con ellos.
¡Viajeros al tren!

domingo, 13 de abril de 2008

Familia + naturaleza + acción

Como ya había dejado constancia en el post Ecología y ficción, siento especial debilidad por las películas de suspense y acción que se enmarcan en espacios naturales. Por eso me ha gustado The contract (Bruce Beresford, 2008). Un mercenario veterano (Morgan Freeman) que huye de la justicia en medio del bosque se encuentra con un profesor de gimnasia y ex-policía (John Cusack) que está de acampada con su hijo para estrechar lazos, ya que se habían distanciado a raiz de la muerte de la madre del adolescente.
La película es un thriller con un guión muy convencional pero espléndidamente dirigida por el director de Paseando a Miss Daisy (Driving Miss Daisy, 1989) y sólidamente interpretada por Freeman y Cusack. Una película muy correcta y muy entretenida, cuyos elementos fundamentales responden al trinomio que propongo en el título de esta entrada, y es que la fórmula no es nueva. El primer precedente que me viene a la cabeza es Río salvaje (The river wild, Curtis Hanson, 1994) en la que una experta en rafting (Meryl Streep) hace el descenso de un río junto a su marido (David Strathairn) y su hijo (Joseph Mazzello) en vacaciones para estrechar lazos, pues el matrimonio no va bien, y por el camino se cruzan con dos ladrones (Kevin Bacon y John C. Reilly) que los utilizan para huir río abajo.

domingo, 6 de abril de 2008

La evolución

Estoy preparando mi próximo corto documental. Se trata de rescatar del olvido imágenes que grabé hace 10 años. Cuando veo los cortos que montaba antes y los que hago ahora, me doy cuenta de los fallos tan garrafales que cometía entonces, y algunos los sigo cometiendo ahora además de otros nuevos que espero corregir con el tiempo. Todo evoluciona en esta vida, menos mal. Me estoy encontrando con un montón de panorámicas eternas y sin sentido que hoy día no se me ocurriría hacer. La verdad es que la edición puede ayudar a corregir determinadas cosas pero no hace milagros.
Esto me hace reflexionar sobre la evolución del lenguaje cinematográfico. Se habla mucho de la evolución tecnológica, de lo que la era digital ha permitido hacer en el cine, pero también cambian el tipo de planos, los movimientos de cámara, las inserciones de los flash-backs, etc. En los últimos tiempos se intenta conseguir el realismo con el movimiento de cámara en mano, introducido especialmente por el movimiento Dogma en 1995 y por el periodismo televisivo. Rodar una secuencia como si fuese un reportero de televisión emitiendo en directo se ha convertido en un recurso muy utilizado en el cine actual. Esto afecta al lenguaje cinematográfico clásico. En este tipo de secuencias no es tan fácil desglosar una secuencia en los planos utilizados, e incluso ese realismo permite algo tan básico como es el salto de eje con mayor facilidad que en una planificación tradicional.
Personalmente creo que este lenguaje periodístico en el cine más que una evolución es un recurso más a utilizar. La cuestión es que al ser algo que está de moda a veces parece que los recursos tradicionales están obsoletos, pero nada más lejos de la realidad. Creo que muchos cineastas deberían tener claro lo que quieren contar y utilizar el recurso más adecuado para ello, sin dejarse influir tanto por las modas. Se pueden conjugar diferentes formas de rodar en una película dependiendo de lo que quieras transmitir en ese momento pero a veces nos encontramos con cosas que no vienen a cuento pero que se utilizan por estar de moda, dejando de usar otros recursos que le irían mejor a la situación pero que no se utilizan por no estar de moda. Precisamente la evolución consiste en mejorar, no en sustituir, o al menos no en sustituir todo, sino sólo aquello que deba ser sustituído.