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jueves, 31 de enero de 2008

Novela vs Película

Es por todos conocida la famosa frase comodín "es mejor la novela que la película", y yo me pregunto; ¿en base a qué? Normalmente a este comentario le suele seguir uno del tipo: "es que le faltan un montón de cosas" o "no sale la escena..." y cosas por el estilo. De donde saco la conclusión que la mayor parte de las veces la condena de una película en favor de la novela en que se basa o se inspira, no se hace de manera objetiva. Sin embargo creo que esta base es muy legítima, por supuesto, pero le falta peso para juzgar implacablemente una obra cinematográfica. Creo que el tema es más complejo y tiene varios matices que expongo a continuación:
1. Cine y literatura son dos medios narrativos diferentes, dos artes distintas con lenguaje propio. Cada uno tiene un modo de expresión, un tempo narrativo. El cine permite mostrar cosas que el papel no logra transmitir y los escritos permiten unas reflexiones casi imposibles de plasmar en imágenes. Partiendo de esta base una película basada en una novela puede ser una buena película si está bien dirigida, bien interpretada, tiene buen ritmo, buena música, buena fotografía, etc. Y el libro puede estar maravillosamente redactado. Sin embargo no es condición indispensable que la película siga punto por punto al libro. Además resulta prácticamente imposible resumir 400 páginas de un libro en 140 de un guión sin dejar fuera algún elemento. También hay que tener en cuenta que el ritmo narrativo es diferente en cine que literatura. Lo que funciona bien en un medio no tiene que funcionar igual en el otro. La esencia es que hay una historia con unos personajes que se cuenta en dos medios diferentes y por tanto no creo que sean comparables; se puede juzgar la película como película y el libro como libro. Es como la escultura y la pintura; la escultura de una Venus, por ejemplo, puede estar bien o no, y un cuadro que represente a la misma Venus podrá ser buen cuadro o no, pero a nadie se le ocurre decir "es que el cuadro es mejor que la estatua".
2. Los autores: un escritor es autor de una novela y un director es autor de una película. Los autores son considerados como tales precisamente por tener un estilo propio que caracteriza sus obras, por tanto es normal que con una misma historia cada autor la cuente a su manera. Son dos versiones diferentes, dos puntos de vista distintos y ambos válidos mientras cada uno haga un buen trabajo en lo suyo.
3. La complementariedad: cine y literatura viven en una simbiosis. El hecho de tener una base literaria confiere a la película de cierto aura intelectual, y el éxito de una película puede hacer dispararse las ventas del libro en que se basa.
Conclusión: si una película es mala y la obra en que se basa es buena, debe ser porque la película esté mal hecha y el libro esté bien escrito, pero no por el simple hecho de que "falten cosas". Y aunque hay menos casos, también los hay en que la película es mejor que la novela, porque se ha realizado una gran película y el libro es ladrillo árido, aburrido e interminable.

domingo, 27 de enero de 2008

El uso de los elementos

En la cocina es fundamental que la materia prima sea buena para que salgan unos platos exquisitos. Pero también es igualmente imprescindible que el cocinero tenga el talento necesario para combinar esos alimentos de forma adecuada para que el resultado sea bueno. Si un filete es de primera calidad pero se le acompaña con una salsa poco adecuada se puede estropear lo que prometía ser un suculento banquete.
En el cine pasa algo parecido. Las películas son platos preparados con numerosos ingredientes: fotografía, música, actores, vestuario, maquillaje, efectos especiales, etc, y el cocinero es el director, quien debe mostrar su destreza para combinar sabiamente estos elementos. Por ejemplo la música; una película puede tener una partitura maravillosa compuesta por el mejor músico del mundo, pero es responsabilidad del director saber utilizarla en el momento adecuado para que luzca en todo su esplendor. Un genio en el uso de la música fue Stanley Kubrick, concretamente en Barry Lyndon (1975) hace un uso magistral de piezas de música clásica provenientes de diferentes compositores como Mozart, Bach o Schubert, y la fusión de música con imágenes es mágica. Concretamente la escena de la seducción en la terraza con movimientos pausados y sin palabras, sólo con música, es un momento sublime en la historia del cine.
Ridley Scott es un director muy criticado por el uso excesivo de la estética publicitaria en sus películas. Ese tipo de iluminación en 1492: la conquista del paraíso (1492: Conquest of paradise, 1992)resulta bastante llamativa, porque una iluminación tan artificial en 1492 da una sensación un poco rara. A mí personalmente me gusta ese contraste pero reconozco que está un poco fuera de lugar, sobre todo porque está recreando unos hechos históricos, sin embargo en su ópera prima Los duelistas (The duellists, 1977), película de culto para muchos, no desentona tanto aunque la película sea de época porque la trama en sí es un tanto surrealista. Pero definitivamente donde la estética de Scott encaja como un guante es en Blade Runner (1982). La hábil combinación de un diseño de producción alucinante con ese estilo de iluminación artificial, crea una de las atmósferas más absorbentes de la historia del séptimo arte.
Es importante también, por tanto, no sólo combinar los elementos técnicos entre sí para crear un estilo, sino también saber cual es la combinación de los mismos más adecuada para la historia que se está contando. El gran Steven Spielberg dirigió El color púrpura (The color purple, 1985), película dura y dramática, con el mismo estilo que había dirigido cine de entretenimiento hasta ese momento y obtuvo un resultado bueno pero algo irregular. Sin embargo cuando dirigió La lista de Schindler (Schindler's list, 1993) supo dar el toque adecuado para la historia que estaba contando y el resultado fue una obra maestra.

jueves, 24 de enero de 2008

Nominaciones

Lo sé, un titular soso, austero, simplón... pero es lo que me inspiran las nominaciones a los Oscar de este año. No sé si mi criterio habrá cambiado sin darme cuenta o es la Academia de Hollywood la que ha cambiado, pero el hecho es que es la primera vez en mi vida que no he visto ninguna de las cinco nominadas a Mejor Película, y no sólo eso, sino que además ni siquiera había pensado en ir a ver ninguna de las mismas.
Sin embargo me ha sorprendido la total ausencia de nominaciones en las categorías principales de American gangster, que personalmente la considero excepcional, pero es que además al estrenarse se perfilaba como posible favorita y ni siquiera la han nominado; tan solo por la Actriz de Reparto y la Dirección Artística opta a recibir algún galardón. Otra que pensé que podría sonar en las nominaciones, aunque luego no ganase, es Leones por corderos, de Robert Redford, una película de contenido político de actualidad, muy bien llevada, con buenas interpretaciones y no tiene ni una sola nominación. Sin embargo me ha sorprendido ver en la lista a Transformers, en apartados técnicos, claro está, pero no deja de ser candidata a los Oscar cuando películas claramente más notables como Leones por corderos o Soy leyenda no han conseguido candidatura ni siquiera en categorías inferiores.
La que sí tengo intenciones de ver cuando la estrenen es Sweeney Todd, la última del siempre interesante Tim Burton dirigiendo al también interesante Johnny Depp. Y las candidatas a Mejor Película pues supongo que acabaré viendo alguna por aquello de poder opinar, pero me seguirá resultando extraño que por primera vez no tenga una favorita que capte mi atención lo suficiente para vivir intensamente el suspense de si ganará o no.

domingo, 20 de enero de 2008

Crímenes fríos

Se ha estrenado Los crímenes de Oxford, de Alex de la Iglesia. Se trata de la investigación varios crímenes, relacionados mediante una serie matemática, por parte de un estudiante americano (Elijah Wood) y su idolatrado profesor, un excéntrico matemático de gran prestigio (John Hurt).
En principio me dejó un poco desconcertado porque analizándola tiene buen ritmo, historia interesante de intriga, buenos actores, especialmente John Hurt, buena fotografía, buena música, etc. Y tras darle unas cuantas vueltas me doy cuenta de que quizá ese sea el problema, que todo es simplemente bueno, no hay ningún rasgo que resulte excepcional y haga vibrar al espectador, lo cual me lleva a otra consideración, y es que le falta garra, le falta transmitir emoción. Se puede concluir por tanto que es una película técnicamente impecable y emocionalmente fría. Una película muy correcta. Yo personalmente la disfruté porque me gustan los jueguecitos matemáticos con los que investigan los protagonistas, y los debates sobre si la realidad es lógica o no, pero reconozco que a quien no le guste este tipo de contenidos la película le dejará indiferente por esa frialdad emocional que he mencionado. Si consiguiera tener más garra podría enganchar con la trama policiaca a quienes no disfruten con los números. Por tanto no se puede decir que sea ni buena ni mala, es una película más.

jueves, 17 de enero de 2008

El Oscar extranjero

Es noticia estos días que El orfanato ha caído en la selección de los Oscar en la categoría a mejor película de habla no inglesa. No he visto la película, y por tanto no puedo juzgarla, pero creo que este resultado era previsible sin tener en cuenta la calidad del film, y a continuación explicaré por qué.
El problema que se plantea es que la película pertenece a un género importado. El suspense o terror psicológico es un género en el que Hollywood es maestro y ha producido, y sigue produciendo cientos de películas. Sin embargo en la categoría de película de habla no inglesa, normalmente, no digo que siempre pero sí con bastante frecuencia, se presentan películas que representan a su país de origen, no sólo en lenguaje sino también en temática, cultura o ambientación. Por ejemplo Tigre y Dragón (Wo hu cang long, Ang Lee 2000) está rodada en mandarín y se trata de una maravillosa fantasía china sobre el amor y la lucha entre el bien y el mal. Se pueden tratar temas universales pero adaptados al lugar de origen. Lo mismo ocurre con anteriores películas españolas ganadoras del Oscar: Volver a empezar (José Luis Garci, 1982) trataba una historia de reencuentro ambientada en Asturias y con muchos elementos propios del lugar, o Belle epoque (Fernando Trueba, 1992), comedia romántica en ambiente costumbrista de la España de los años treinta, o más recientemente Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004) que tocando un tema universal como es la eutanasia, recreaba una historia real muy local. Y evidentemente también está Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999), que recrea el mundo almodovariano, también muy alejado de los cánones de Hollyood. Otros ejemplos de ganadores de Oscar son los italianos, con películas de estilo "muy italiano" como Mediterráneo (Gabriele Salvatores, 1991), Cinema Paradiso (Nuovo Cinema Paradiso, Giusseppe Tornatore, 1988) o La vida es bella (La vita è bella, Roberto Benigni, 1997).
Estos ejemplos pueden llevar a la conclusión de que la Academia de Hollywood reserva la categoría de mejor película de habla no inglesa para películas que se alejen un poco del estilo americano, que para premiar su cine ya tienen el resto de categorías. Por ello resulta lógico pensar que una película de terror en línea de las que ellos hacen con tanta frecuencia, no les llame suficientemente la atención para nominarla a este premio.

domingo, 13 de enero de 2008

Lo mejor es el final

Lo mejor del año 2007 llegó al final; el 28 de diciembre se estrenó American gangster. Ridley Scott demuestra estar en plena forma dirigiendo con pulso firme un magnífico tour de force interpretativo entre Denzel Washington y Russel Crowe. Lo que el señor Scott nos cuenta es la historia del narcotraficante Frank Lucas, que montó su propio imperio en Harlem a principios de los años setenta al margen de los capos mafiosos y policías corruptos que operaban en la Gran Manzana por aquellos días. Por otra parte, el policía encargado de perseguirlo también es alguien que va por libre, ya que no entra en el juego de otros policías de quedarse con dinero incautado a la mafia, lo cual le crea antipatías entre sus corruptos compañeros. Son dos personajes que tienen su propia escala de valores y son coherentes con los mismos por encima de todo, aunque cada uno a un lado distinto de la ley. Al capo lo interpreta Washington y al policía Crowe, ambos sensacionales en sus respectivos papeles. La película dura más de dos horas y media pero no se nota. Tiene tensión, acción, historia, un guión sólido, una dirección firme y un elenco de actores perfectamente encajados en sus personajes.
Ahora la cuestión es, ¿reconocerá finalmente la Academia de Hollywood el buen hacer de Ridley Scott en los próximos Oscar?